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((**Es17.747**) -Tú no quieres a don Bosco, porque si le quisieras no habrías cometido esa falta. Y esto bastaba, uno quedaba corregido, enmendado, contrito, cambiado. íAh, don Bosco, querido don Bosco! Y los ojos del vejete se arrasaron de lágrimas con el recuerdo de aquellos tiempos inefables. Alegría y bondad, es cierto, si no son todo el arte de educar, son por lo menos una buena parte de él. La alegría que se abre, anima a la expansión, mantiene la atmósfera de la juventud; y la bondad, que conquista para transformar por dentro, desde que toma posesión del alma de un adolescente. (Bull. Salésien, nov. 1935) V Dos cartas de don Bosco al conde Hugo Grimaldi de Bellino, patricio de Asti A Muy querido en el Señor: La gracia de N. S. J. C. esté siempre con nosotros. He recibido a su tiempo las dos cartas que tuvo la bondad de dirigirme, y no contesté por no estar seguro del lugar de su estancia. Le adjunto el boleto rojo o, mejor, dos para que gane dos premios 1. Los boletos que le había enviado no eran para despacharlos a otros, sino para que se los quedase usted y así ayudar al pobre don Bosco a dar pan a sus pobres muchachos. En contestación a su primera carta, le diré que admiro mucho el arranque de su corazón por querer seguir ciegamente los consejos de un pobre sacerdote como yo 2. La cosa es difícil para ambos; pero intentémoslo. ((**It17.866**)) >>Qué tengo que hacer, decía usted, para emprender una vida que desprenda mi corazón del mundo y lo una con el Señor, de suerte que ame constantemente la virtud? R.-La buena voluntad ayudada por la gracia de Dios producirá este maravilloso efecto. Mas, para lograrlo, debe industriarse por conocer y gustar la belleza de la virtud y la alegría que experimenta el corazón de quien tiende a Dios. Considere, además, la nulidad de las cosas del mundo. Ellas no pueden darnos la más pequeña satisfacción. Junte todos sus viajes, todo lo que ha visto, gozado, leído y observado. Compárelo todo con el gozo que siente un hombre, después de acercarse a los santos sacramentos; y se dará cuenta de que todo ello es nada y de que, con lo segundo, lo tiene todo. Así sentadas las bases, vamos a la práctica. Usted: 1.° Cada mañana, misa y meditación. 2.° Por la tarde, un poco de lectura espiritual. 3.° Cada domingo, sermón y bendición. 4.°... Despacio, dice usted, poquito a poco. Lleva usted razón; comience por practicar lo que le escribo como de paso y, si 1 El día 30 de enero de 1862, don Bosco había anunciado una rifa a favor de los Oratorios. 2 Solían encontrarse en los ejercicios espirituales en el santuario de San Ignacio. (**Es17.747**))
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