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Carta de don José Vespignani a don
Bosco acerca
de las casas de Buenos Aires en
1885
Muy reverendo y venerando Padre:
íQué gusto poder empezar el año, escribiendo a
nuestro carísimo Padre! Verdad es que las
felicitaciones no llegan a tiempo, pero llegarán
nuestras noticias para hacer más espléndida a su
corazón de padre ((**It17.838**)) la
fiesta de san Francisco de Sales. Hemos llegado,
gracias a Dios, al fin del curso escolar, que fue
muy satisfactorio por la piedad y por la conducta
de los muchachos. Su número aumentó mucho este
año, lo mismo en este colegio que en los otros
colegios y oratorios de la ciudad. El número de
nuestros alumnos llegó a ciento noventa internos,
entre aprendices y estudiantes, y setenta
externos, la mayoría de los cuales está con
nosotros desde la mañana hasta el anochecer.
íCuántas primeras Comuniones ha habido sólo aquí!
Leo en el registro, expresamente destinado a ello,
que se prepararon: para la fiesta de san José (la
primera del curso aquí entre nosotros), trece
primeras comuniones; para Pascua, veinticinco;
para Pentecostés, catorce. En la fiesta de María
Auxilidora, en la iglesia a Ella dedicada y por
mano de monseñor Cagliero como conclusión de los
ejercicios espirituales, treinta y dos; en la
fiesta de la Asunción de María y cumpleaños de
nuestro venerado padre don Bosco, treinta y cinco
primeras comuniones; para san Carlos, titular de
la Parroquia y con ocasión del tercer Centenario
de la vocación de san Luis (dos de noviembre),
veinticuatro. En la conclusión del mes de María,
fiesta de la Inmaculada Concepción, veintinueve
comuniones. En la noche de Navidad, ocho. Total de
primeras comuniones entre estudiantes, aprendices
y externos: ciento ochenta, además de otras, que,
por motivos especiales, se hicieron aisladamente.
El Señor nos ha hecho conocer este año la
importancia de la primera comunión hecha en el
colegio y, por eso, nos hemos esmerado todo lo
posible para que no pase por el Colegio ningún
muchacho sin recibir este divino Sacramento.
Atribuimos a este feliz éxito de nuestra misión
catequística el hecho excepcional de este curso, a
saber, el no haber tenido que expulsar del colegio
a ninguno, por faltas graves de irreligiosidad e
inmoralidad, mientras que, otros cursos, nos vimos
obligados a castigar con la expulsión hasta
catorce en un solo mes, cuya conducta inmoral
podía ser contagiosa e incorregible. Bendito sea
por ello el Señor, que nos dio, este curso, una
lección de pedagogía tan hermosa y elocuente.
Resultados parecidos se han obtenido en la
Boca, donde acuden al Oratorio festivo unos
doscientos muchachos; casi otros tantos van al de
Santa Catalina, aún en sus comienzos, y más
todavía a la Capilla Italiana, donde por cierto
hay mayor número de primeras comuniones no sólo en
las fiestas principales, sino casi todos los
domingos. Podemos, pues, decir que, durante este
curso, tuvimos constantemente un millar de
jovencitos bajo nuestra dirección espiritual, que
se educan según los principios de la santa
Religión, santifican la fiestas y reciben con
regularidad los santos sacramentos. Pero casi me
atrevo a decir que los esfuerzos de los Salesianos
son superados aquí, por la actividad con que
trabajan las Hijas de María Auxiliadora, que son
también dignas hijas espirituales de don Bosco.
Fui enviado por nuestro Superior a las casas de
las Hermanas, para asistir a los exámenes, y quedé
admirado al ver cómo el sexo débil nos gana en
valor y alcanza
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