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Carta de monseñor Cagliero a don José
Lazzero
Mi querido Lazzero:
Si llego a Papa, te haré Cardenal, aunque no
sea más que por la puntualidad, rapidez,
sinceridad y generosidad con que me pones al
corriente de las cosas del Oratorio y de la
Congregación. Tus cartas son tema de las
Conferencias que tenemos todos los jueves.
Don Riccardi escribe por mí una carta a nuestro
querido padre y yo le escribo otra por cuenta de
monseñor Cagliero; y son nuestras cosas de
familia. Por unas y por otras te enterarás de todo
lo que hay que saber.
Da las gracias a Dogliani por su bonita carta y
dile que la misa de Santa Cecilia, entregada a
Buzzetti en propiedad, se ejecute, si es posible,
como la de Haydn con acompañamiento de algunos
instrumentos de cuerda y dedicada, ((**It17.837**)) si os
parece bien, a Su E. Rvma. el Cardenal. El autor
no tiene que llevar más título que éste: J.
Cagliero; y tú quedas nombrado ejecutor
testamentario.
Dentro de poco, enviaré otra bonita misa
fúnebre ferial para los muchachos de nuestros
colegios, con bajo y tenor ad libitum. Y está
compuesta según el género actualmente pedido por
la Sagrada Congregación de Ritos.
Y sólo para que conste que el antiguo valor
musical todavía no ha muerto y también para
proporcionar a este mi Vicariato su repertorio.
Tan pronto como veas al nuevo personajillo (don
Francisco Cerruti), llegado de Alassio para ocupar
el sitial capitular de Turín, salúdale muy
afectuosamente de mi parte y dile me perdone si,
por falta de tiempo y de lugar, no he podido
asistir a su recibimiento.
Salúdame al nuevo Prefecto de Turín, esto es,
de la Congregación, don Celestino Durando y dile
que me encomiendo a él por caridad; si hubiese
heredado la caja de caudales, dile que soy
pariente de Crispín 1. Saluda y da las gracias a
don Antonio Sala por su hermosa carta y su
magnífico proyecto, maternal.
A don Juan Bonetti, don Juan Bautista Lemoyne y
don Juan Bautista Francesia y al Vicario I
preséntales mis saludos y diles que yo soy el
Vicario I de Patagonia y el segundo de la
Congregación.
Saluda a los alumnos que han comulgado por mí y
a Suttil, a Pelazza, a Grasso y a Buzzetti.
Salúdame a las magnas 2 y a las hermanas y que
recen por mí.
Patagones, 12 de diciembre de 1885
Afmo.,
>> JUAN, Obispo
1 Esto es, que estoy sin blanca, como el
Crispín del divertido melodrama Crispino e la
Comare (Crispín y la Comadre) de los hermanos
Ricci, napolitanos.
2 Lo mismo que en el Oratorio se llamaba barbas
a los fámulos, así en las Hermanas se llamaba
magnas (tías) a algunas señoras que convivían con
ellas, no como sirvientas, sino como personas de
la casa.
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