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me conteste en su nombre. Si hace falta, iría a
ésa don Luis Bussi para acompañarle; pero aguardo
una indicación suya para saber a qué atenerme.
Dios le bendiga, ruegue por mí, que estoy bien
hasta la fecha. Le saludan también los reverendos
Olmi, Bussi, Campi y Bergese. Muchos saludos a la
guardia de honor con todo afecto y profunda
estima.
Nizza Monferrato, 5 de agosto de 1885.
Su atto. y s. s.,
JUAN BONETTI, Pbro.
84 (el original en latín)
Elogio del Obispo de Faenza a los
Salesianos
Y no puedo por menos de hacer mención especial
de vosotros que, bajo la guía del Santo de Sales,
trabajáis con toda el alma por el bien de la
juventud y, al mismo tiempo, participaros cuánta
alegría me embargó tan pronto como corrió la voz
de que habíais fijado domicilio estable en la
misma ciudad de mi futura Sede. Hombres muy
beneméritos de la juventud, seguid haciendo lo que
hacéis, me alegro de que os dediquéis por completo
al cuidado y educación de los niños que más
necesitan de vuestro auxilio, a ejemplo de aquel
dulcísimo Santo bajo cuyas banderas os habéis
alistado; el cual recorría toda suerte de subidas
y bajadas y angosturas de los montes y allí, con
la incomparable dulzura de su palabra, instruía a
los niños que, en tropel, acudían a él, los
apartaba de la peste de Calvino ((**It17.823**)) y, de
manera admirable, los ganaba para Cristo. Sed,
pues, esforzados y tened por seguro que siempre me
tendréis a vuestro lado y cualquier cuidado y
ayuda, que con el favor de Dios prestéis a la
juventud de esta Diócesis, consideraré haberlo
hecho a mí mismo.
25 de marzo de 1885
85
Relación de don Miguel Rúa sobre el
caso de Catania
Mientras me encuentro aquí en Sicilia, leo en
los diarios algunas noticias sobre las hermanas
salesianas de María Auxiliadora y la joven Agueda
Span_.
Como Procurador General de la Sociedad
Salesiana, me encuentro en condiciones de dar una
explicación clara de los hechos que fueron el tema
de tales noticias.
Para evitar cualquier falsa interpretación que
hayan podido dejar, considero un deber dar una
explicación pública.
La joven Agueda Span_, de Catania, hizo
apremiantes instancias durante el año 1881 para
ser admitida entre las Hermanas Salesianas de
María Auxiliadora. Después de repetidas
peticiones, fue admitida.
Las condiciones de aceptación exigieron un
equipo suficiente, una pensión de treinta liras
mensuales durante el tiempo de prueba y, después,
una dote no inferior a las mil liras.
(**Es17.711**))
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