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((**Es17.706**) Hoy las recibí y cerré la cuenta con el Banco Tiberino, donde convendría depositar alguna cantidad para cualquier caso imprevisto. >>Y las cincuenta mil liras del conde Colle? Aquí se puede poner la piedra angular cuando se quiera. Usted verá cómo hace venir al conde Colle. Si no lo lograse, se lo encargamos al príncipe Pablo Borghese o al padre Marcantonio 1. ((**It17.817**)) Tenga la bondad de rogar a don José Ronchail que envíe lo antes posible los boletos de nuestra rifa, que se prorrogó hasta diciembre, con autorización para un mayor despacho de boletos. Esperamos que llegue pronto don Miguel Rúa de Sicilia; pero le esperamos más a usted, Rvmo. Padre, a quien presentamos nuestros devotos saludos y besamos todos su mano implorando su paternal bendición. Roma, 27 de abril de 1885 Su atto. y apreciado hijo en J. C., F. DALMAZZO, Pbro. 81 Llamamiento al pueblo católico de Italia Es fruto de una celestial amabilidad y de una suprema disposición de la Providencia el aumento de fe y de piedad, que despierta en nuestros tiempos el culto del sacratísimo Corazón de Jesús. Parece que Dios quiera que, mientras el presente siglo, con su gran sensualidad, su orgullo y su nuevo descreimiento, aparta cada vez más del pensamiento de la vida eterna el corazón del hombre, hacia el bendito y divino Corazón de Jesús, tan fervorosamente amado y venerado por la Iglesia Católica, le esté al mismo tiempo reservado influir saludablemente en las miserias de este mismo siglo para conducir de nuevo al hombre al amor de las cosas espirituales y celestes. El episcopado católico quedó convencido de esto, principalmente en los últimos años cuando se realizaba sucesivamente la consagración de las diócesis al Corazón de Jesús; sintió que, con este acto devoto, proporcionaba para sí mismo y para los fieles un asilo seguro en los peligros, la fuerza en los combates y el oportuno consuelo en la desolación. Para reconfirmarle en el suave pensamiento, añadióse la propuesta, destinada a cumplirse pronto, de dos monumentales iglesias a levantar, una en París y otra en Roma, en honor del Sacratísimo Corazón de Jesús. Se consideró esta idea como una inspiración del cielo, como una disposición admirable, puesto que París, la patria de Voltaire, calificada por muchos como metrópoli de la impiedad, parecía que debía dar al divino Corazón aquella reparación religiosa y nacional; por otra parte, Roma la histórica sede de San Pedro, metrópoli del catolicismo, consideraba muy conveniente tener que levantar ella, junto con el nuevo templo, su voz poderosa para el gran llamamiento a la fe y al amor, transmitiéndolo a todos los pueblos. Celebramos que, para reparar de alguna manera los daños y para lavar, si es posible, las manchas de la incredulidad, se vaya levantando en la cima de Montmartre, verdaderamente bello y suntuoso, el templo parisiense; nosotros, los miembros del Episcopado italiano, sentimos el deber de aplicarnos más solícitamente, ((**It17.818**)) y no 1 Es decir, el padre del príncipe Pablo. (**Es17.706**))
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