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san Cayetano y al afortunado que tan dignamente
lleva su nombre y copia su saber, sus virtudes, su
inocencia, su caridad social, etc.
Así, pues, ese día de justa alegría para mis
amigos los turineses, de santo gozo para Vuestra
Eminencia, será también un día de suave recuerdo
para los Salesianos de América y de viva alegría
para los Patagones, que cantarán himnos a San
Cayetano, a Vuestra Eminencia gritando: Ad multos
annos, ad multos annos, nos lo guarde el cielo
para nuestra veneración, para nuestro amor y para
bien de nuestra Congregación; y guarde ((**It17.811**))
también a mi queridísimo monseñor Bertagna.
Reciba, Eminencia Rvma., el testimonio de mi
gratitud y todos los afectos de mi corazón, con
los más sinceros y cordiales saludos para el
queridísimo canónigo Forcheri, para don Antonio,
don Maggia, para mi buen Remigio y para toda esa
santa familia.
Permita que me encomiende a sus siempre
fervorosas oraciones, junto con nuestras misiones,
y que me profese
De V. E. Rvma.
Colegio Pío en San Carlos en Almagro Buenos
Aires
30 de junio de 1885
Obediente y agradecido
hijo de consagración,
>> JUAN, Obispo de Mágida y Provicario
Apostólico de Patagonia.
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Carta del cardenal Alimonda a monseñor
Cagliero
Excelencia Rvma. y carísima:
A la muy apreciada carta de augurios que, para
inmenso júbilo de mi corazón, me llegó por san
Cayetano, ha querido V. E. Rvma. y carísima añadir
otra todavía más consoladora. No sabía cómo
contestar a la primera en la que me anunciaba la
inminente salida para su querida Patagonia. Ahora
que ya le sé establecido con sus queridos hijos y
con los salvajes para ganarlos a Cristo, le
manifiesto mi agradecimiento por los testimonios
de amor que en ambas cartas ha querido darme y por
las noticias, buenas unas, y prometedoras otras,
con que ha querido obsequiarme.
Sigo con muchísimo interés los pasos
evangélicos de V. E. y elevo cada día al cielo mis
pobres oraciones para que sean abundantemente
recompensados los sudores, los gloriosos trabajos,
que lleva a cabo para ensanchar el reino de J. C.
y de la Iglesia. Pido también para que no
desfallezcan las fuerzas de V. E. y de sus dignos
compañeros de misión, para que se sumen los
cooperadores a enriquecer con abundante mies el
inmenso campo que les asignó el Vicario de
Jesucristo. íOjalá llegue a ser Patagonia tierra
de santos y jardín de todas las virtudes!
Entre los testimonios de afecto que ha querido
darme, ninguno ciertamente es más grato a mi
corazón que el de haber confiado a mi pobre
protección y haber bautizado con mi nombre la
primera flor recogida en ese campo. Tendrá un
puesto de honor en mi casa el afortunado joven
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Cayetano Santiago Nicolás Alimonda y lo tendrá su
compañero Joaquín; a los dos impartirá usted la
bendición en mi
(**Es17.701**))
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