((**Es17.691**)
Tenga compasión de nosotros, no nos rehúse el
favor de sus oraciones que nos concederán nuestra
mayor dicha y la salud de nuestro querido enfermo.
Su
humildísima servidora,
ROSALIA BOGDANOWICZ
((**It17.799**))
65 (el original en francés)
Los Salesianos y los alumnos de Marsella
a don Bosco
A
Reverendo y muy querido don Bosco:
Habríamos considerado este año como muy
desgraciado para nosotros, si no hubiésemos tenido
la suerte de verle llegar hasta aquí. Pero, loado
sea Dios, que hoy nos colma con la más dulce
alegría. íQué satisfacción la nuestra, amadísimo
padre, saber que ha mejorado su salud y verle
entre nosotros! Nos parece que todas las
bendiciones del cielo descienden sobre nuestra
casa en el momento en que llega nuestro amadísimo
padre. Ciertamente no fue mayor el júbilo del
Gobernador de Egipto cuando abrazó, en tierra
extranjera y después de largos años, a su padre,
el santo patriarca Jacob. Bendito, sí; mil veces
bendito sea el Señor, y corone por fin nuestros
deseos, devolviéndole una salud perfecta y
conservándole todavía largo tiempo a nuestro
cariño.
Encargado de presentarle los sentimientos de
veneración y afecto filial de todos mis queridos
hermanos, sólo encuentro estas palabras para
decirle: Muy querido Padre, ya sabe usted que le
queremos; no sabríamos repetirlo muy a menudo;
pero buscamos la manera de amarle como se ama al
padre más tierno y más querido. Nosotros sabemos
tres nombres: Dios, María Auxiliadora y don Bosco.
Su nombre, queridísimo don Bosco, su recuerdo,
nos anima en los momentos difíciles; porque aquí
es abundante la mies y, en cambio, los operarios
son pocos; muy querido Padre, permítame
asegurarle, y se lo digo lleno de alegría; sus
hijos los Salesianos de Marsella, desde su
venerado superior hasta el más humilde novicio,
han heredado en abundancia el fuego que devora su
corazón, el del celo por la gloria de Dios:
trabajan, luchan y rezan por el bien que no pueden
realizar. Si Dios lleva cuenta de los trabajos y
de los santos deseos que los santos ángeles de
esta casa le presentan a lo largo del día, cada
uno de sus hijos de Marsella podrá decir un día
con san Pablo: Reposita est mihi corona iustitiae.
Una vez más, queridísimo padre; que sea usted
feliz, que viva largos años, que viva siempre para
dicha de sus hijos y pida por nosotros;
bendíganos, a fin de que seamos siempre y cada vez
más dignos hijos de don Bosco.
En nombre de todos los Salesianos de Francia,
de Italia, de España y de América:
íViva, viva siempre don Bosco!
(**Es17.691**))
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