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He recibido la invitación para la gran fiesta
de la Consagración, pero >>cómo arreglármelas, en
la fiesta de la Inmaculada, con tanto
confesonario, tantos enfermos como causa la
viruela negra? Bien sabe usted cuánto deseo volver
a verle, besar su mano, recibir su bendición y
participar en tanta alegría, pero... Ya veremos,
haré todo lo posible. El día de la Inmaculada,
viene monseñor Sallua a predicar y el cardenal
Gori a dar la bendición. Es más, monseñor Sallua
viene también a la comida y >>convendrá que yo
falte? Aguardo sus órdenes. Por lo demás, tengo
muchas cosas que contarle. Pero esperemos.
Reciba los saludos de todos mis queridos
hermanos. Bendíganos a todos y nos tenga siempre
suyos en J. C.
Roma, 29 de noviembre de 1884
Afmo.
hijo,
FRANCISCO DALMAZZO, Pbro.
61 (el original en francés)
Don Bosco a una Superiora de las
Carmelitas en París
TURIN, calle COTTOLENGO, n.° 32
Oratorio de San Francisco de Sales
Rvda. Superiora sor María de los Angeles
y sor María Inmaculada de Jesús.
Me cabe el honor de responder a su apreciada
carta para asegurarles que rezo de todo corazón
por ustedes. Mis pobres muchachos y yo empezaremos
una novena según sus intenciones el día dos de
agosto, fiesta de santa María de los Angeles y del
Buen Socorro.
Tengan ustedes a bien unirse a nosotros rezando
cada día tres padrenuestros, avemarías y glorias
al Sagrado Corazón de Jesús y tres salves a
nuestra Señora Auxiliadora con la invocación: Cor
Jesu Sacratissimum, miserere nobis; María A
uxilium Christianorum, ora pro nobis. Encomiendo a
mis pobres ((**It17.794**))
huérfanos a su generosa caridad. Dios nos ha
dicho: <>. Yo le pido que les
haga comprobar, mediante una feliz experiencia, la
verdad de esta divina palabra, recompensándoles
generosamente todo lo que ustedes pueden hacer por
estos muchachos.
Tengamos plena confianza en la bondad del
Sagrado Corazón de Jesús y en el afecto maternal
de Nuestra Señora Auxiliadora, y nuestras
oraciones serán escuchadas de la manera más
conveniente para la gloria de Dios y el verdadero
provecho de nuestras almas.
Harán bien, si pueden, en acercarse también a
la Sagrada Mesa.
Allí es donde está la fuente viva de todas las
gracias.
Dios les bendiga a ustedes y también a todos
sus seres queridos y la Santísima Virgen les cubra
a todas con su maternal protección.
En J. C.
17 de julio de 1884
Su
atento y seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
(**Es17.686**))
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