((**Es17.681**)
C
Señora Quisard:
Su bondadosa carta y su caritativo donativo han
llegado aquí, a Pinerolo, donde paso unos días
recuperando mi salud en casa del obispo de esta
diócesis.
Gracias por su bondad; lo siento mucho, pero
será difícil que mi salud me permita ir a Lyon
para la fecha que usted dice; espero celebrar misa
para invocar las bendiciones del buen Dios sobre
los dos novios en la fecha fijada. Pero no dejo
nunca ((**It17.788**)) de
tener cada mañana un recuerdo particularísimo en
la santa misa por usted, señora, por su señor
marido, sus negocios y su familia.
Que Dios la bendiga y la santísima Virgen la
proteja y guíe por el camino del paraíso.
Pinerolo, 21 de agosto de 1884
Su seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
P. D. Perdone mi letra, realmente mala.
58 (el original en
francés)
Cartas de don Bosco a las señoras
Lallemand
A
Señora y señorita Lallemand:
He oído leer con atención sus relaciones y doy
gracias a N. S. que les ha librado en muchos
peligros de la vida y del mundo y pido sin cesar
por ustedes a la Santísima Virgen, a fin de que
les obtenga con su intercesión una completa
victoria contra todos los obstáculos que se oponen
a su tranquilidad y a su bienestar espiritual y
temporal.
En cuanto a las penitencias corporales, no son
para ustedes. A las personas entradas en años les
basta aguantar los achaques de la vejez por amor
de Dios; a las personas enfermas les basta
soportar tranquilamente por amor de Dios las
propias incomodidades y conformarse con el parecer
del médico o de los parientes, con espíritu de
obediencia; agrada más a Dios tomar un manjar
delicado por obediencia que ayunar contra la
obediencia.
No veo nada en su conciencia que necesite
reforma. Reciban con la mayor frecuencia posible
los santos Sacramentos y, cuando no puedan, no se
inquieten; hagan entonces comuniones espirituales
más a menudo y confórmense del todo con la santa
voluntad de Dios, amabilísima en todas las cosas.
Que María Santísima Auxiliadora les ampare en
todas sus molestias y apuros por el camino derecho
del Paraíso. Así sea.
Antes de cerrar la presente, he recibido su
última apreciada carta y añado que el abate de
Laminette es realmente un amigo nuestro muy
apreciado que procurará proporcionar al señor Wilz
todo el bien espiritual que le sea posible;
mientras tanto, nosotros, pequeños y grandes,
hemos rezado por él y seguiremos rezando todos los
días por la salvación de su alma.
(**Es17.681**))
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