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Podría hoy hablaros de las misiones de nuestros
Salesianos, esparcidos por las diversas regiones
del mundo y especialmente en América, hablaros de
sus trabajos, de sus necesidades, del bien que
hacen; pero me limito, en cambio, a hablaros de la
iglesia y del hospicio del Sagrado Corazón de
Jesús en Roma. Los protestantes han abierto en
Roma escuelas y templos para seducir a los
cristianos y especialmente a la pobre juventud. El
Papa León XIII, dolorido por tamaño desastre,
mandó decir a don Bosco que era necesario salvar
el honor de la Religión Católica y poner un dique
a la propagación de la herejía y a la perversión
de la juventud. >>De qué manera? Levantando una
iglesia al Sagrado Corazón de Jesús y un gran
hospicio para recoger a los jovencitos en peligro.
-Santo Padre, contesté, de buen grado me lanzo
a esta obra, pero no tengo dinero.
-Tampoco yo, replicó el Sumo Pontífice.
Dirigíos, pues, a los fieles y decidles que el
Padre Santo recomienda a todos la iglesia del
Sagrado Corazón y que el Señor bendecirá material
y espiritualmente a todo el que prestare ayuda a
esta obra tan hermosa.
Este es, queridos cristianos, el motivo por el
que he buscado y busco subsidios en todas partes,
ésta es la razón de la colecta que ahora se hará
en esta iglesia. Se trata de honrar al amoroso
Corazón de nuestro dulcísimo Salvador. El Sagrado
Corazón de Jesús, es la fuente de todas las
bendiciones, de todas las gracias. Todos las
necesitamos. Por tanto, al hacer una limosna en
((**It17.69**)) honor
del Sagrado Corazón, pedimos, al mismo tiempo, la
gracia que especialmente necesitamos para el alma
o para el cuerpo, para los padres o para los
hijos, para nuestros intereses materiales, para
alcanzar un bien intelectual o moral, y estad
seguros de que obtendréis lo que vais a pedir,
porque Dios no se deja vencer en generosidad,
siempre y cuando vuestra petición no se oponga a
vuestro bien espiritual.
Otra razón para contribuir es la condición del
que pide vuestra limosna en nombre del Sagrado
Corazón. Y el que pide vuestra limosna es el mismo
Sumo Pontífice, nuestro Padre, el Vicario de
Jesucristo. El Padre Santo pide que procuréis
favorecer dos cosas de manera particular; la obra
del Oratorio de la Spezia y la del Sagrado Corazón
de Jesús en Roma. >>Y qué hace, qué promete, por
su parte, el Padre Santo? Con las manos levantadas
al cielo, ruega por vosotros, os bendice y os
recuerda cada día en la santa misa. Su intercesión
es valiosísima por la autoridad que ostenta y por
el amor de predilección que le tiene el Sagrado
Corazón de Jesús. Habla El en nombre de la sangre
del Salvador y >>no le vamos a escuchar? Nos
invita El en nombre de la salvación de tantas
almas inmortales >>y vamos a ser reacios? Pide El
socorro a los hijos en favor de los hermanos >>y
se lo vamos a negar? íAh, no! Ciertamente no
haréis este desacato al Vicario de Jesucristo y a
vuestro carácter de cristianos católicos.
Puede que alguien diga: ->>Y de dónde tendré yo
que sacar el dinero? Mis ingresos son pocos, los
tiempos son difíciles, los negocios no prosperan.
-Dejad que os hable con libertad. Si queremos
satisfacer un capricho, tomarnos una diversión,
lucirnos en sociedad en ciertas circunstancias,
entonces, sí que sabemos de dónde y cómo sacar el
dinero. >>Y no vamos a encontrar un óbolo para
entregar a Jesucristo, cuando todo lo que poseemos
nos viene de El, que puede devolvernos
centuplicado, aun en este mundo, nuestro donativo?
Otros dirán: -íSon muchos a pedir limosna para
mil y variadas obras buenas! íEs demasiado! -Esta
contestación, queridos míos, no es cristiana.
Vosotros decís: no puedo sostener todas estas
buenas obras y yo os pregunto en confianza:
>>Sostenéis alguna siquiera? Yo creo que los que
gritan que hay demasiadas, no contribuyen
a(**Es17.68**))
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