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47 (el original en francés)
Tres cartas del Obispo de Lieja a don
Bosco
A
Reverendísimo Padre General:
Agradeciéndole la respuesta que tuvo la bondad
de enviarme y la caridad con que suaviza la pena
que la dilación anunciada iba a causarme, tengo el
honor de notificarle que no me será posible estar
en Niza el día quince de septiembre. La próxima
primavera iré a Roma y espero tener la dicha de
visitarle en tal ocasión.
Mientras tanto rogaré al Señor para que le
envíe numerosos operarios y le inspire reservar
algunos para mis queridos huérfanos y para tantas
vocaciones eclesiásticas como se pierden en mi
diócesis. íOjalá escuche la Virgen Inmaculada este
ardiente deseo de mi corazón!
Dígnese aceptar, reverendísimo Padre General,
el homenaje de mi más profundo respeto y de toda
mi devoción en N. S. J. C.
>>
VICTOR DOUTRELOUX
Obispo de Lieja (Bélgica)
B
Muy reverendo Superior General:
Al salir de la audiencia del Padre Santo,
siento el agradable deber de comunicarle que he
cumplido puntualmente el encargo que me había
confiado. El Padre Santo concede a usted y a toda
su casa de Turín su paternal bendición. Me recordó
que le había visto pocos días antes y no se
sorprendió en absoluto, al oír de mis labios lo
que son usted, sus religiosos y sus muchachos para
el Padre Santo.
Le hablé de mis gestiones con usted y, al
implorar su apoyo, me encargó le dijera <>.
((**It17.769**)) Estas
palabras, dichas con una firmeza e insistencia que
me impresionaron, me confirman en la confianza de
que, al dirigirle mi ardiente súplica, he cumplido
la voluntad de Dios y que, por consiguiente, no le
faltarán los medios para realizar lo que me ha
dicho que era un ardiente deseo de su corazón.
íOjalá no sea yo digno de tal favor! He puesto el
asunto en manos de María Santísima Auxiliadora, al
visitarla antes de salir de su casa; esta buena
Madre escuchará las oraciones que le hice por mis
pobres hijos que son muchos más todavía que los
suyos; después de mi oración, me considero como un
instrumento en sus manos para servirla en la
empresa que Ella ha tomado como suya tras mi
humilde petición.
Reciba, muy reverendo Padre, mi renovado
agradecimiento por la benévola acogida que recibí
de su Paternidad y de todos los suyos, de la que
guardaré el más edificante y agradable recuerdo.
En Roma pido por todas partes que se cumpla la
petición que le hice; se lo he pedido sobre todo a
san Felipe Neri, a san Luis Gonzaga y a mi santo
paisano el beato Juan Berchmans. Encomiendo
continuamente mi petición a los Santos Angeles y a
(**Es17.665**))
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