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participaba que el Gobernador de Patagonia pedía
consejo al Ministro de Gobernación, doctor don
Bernardo Irigoyen, sobre cómo debía portarse con
los Salesianos. Lo cual, decía el Arzobispo, hace
suponer que dicho Gobernador está enojado con los
Salesianos, ((**It17.757**)) y le
recomendaba que tratase de encontrar un arreglo.
Emprendía yo solo otra expedición a fines de
agosto, pues había vuelto de aquella misión, a
mediados de junio; y esto fue el motivo y origen
de cuanto allí está escrito.
El padre Fagnano, por desgracia, tiene un
defecto, que produce y es fuente de gravísimos
disgustos para él mismo y para los suyos. Quiero
decir que el vender y el comprar son la ocasión de
verdaderos calvarios para él y para los demás.
Para probarlo, basta citar los hechos siguientes.
En 1880 vendió una isla llamada de las Almas (que
una persona caritativa había dejado en testamento
a la Iglesia) con objeto de invertir el importe en
una pequeña construcción para agrandar el local de
la escuela y esto lo hizo con permiso de la Curia;
pero el pueblo no se dio por enterado y murmuraba.
En 1883, vendió un terreno de la misión y esto dio
que hablar a los de Viedma. Vendió tres ornamentos
sacerdotales para la misa y una capa pluvial
propiedad del colegio de las Hermanas de Patagones
y pertenecientes a la misión de San Francisco
Solano y que pasó después a nuestro poder. En
1884, cometió el error de vender la iglesia de
Patagones sin consultar a la Curia. Lo hizo con la
buena intención de invertir el dinero en la
construcción de una nave de la nueva iglesia; pero
se murmuró de ello, se escribieron cosas
increíbles en los periódicos, exagerando los
hechos y, por fin, se llegó a la determinación de
compilar un conjunto de acusaciones y presentarlo
al Ministro de Instrucción Pública para solicitar
la sentencia de que debía alejar de Patagonia a
todos los Salesianos. Los cargos principales de la
acusación eran que habían guardado una conducta
inmoral, que traficaban, que habían vendido
ornamentos de iglesia, que eran responsables de la
venta de la capilla de Patagones y, por último,
aducían, como prueba de que los Salesianos son
unos traficantes, el taller de zapateros instalado
en una sala del Colegio y abierto al público.
La primera y la última de estas acusaciones no
tienen fundamento y son verdaderas calumnias.
Monseñor Espinosa nos ha hecho un gran servicio,
escribiendo a don José Fagnano que se defendiese,
aconsejándole que dijese cómo había vendido la
iglesia con licencia de la Curia eclesiástica. Con
esta franquicia, el Padre se defendió, presentando
un número bastante grande de firmas a su favor.
El Arzobispo envió en enero un representante
suyo, don Luis Duprá, acompañado por el diácono
Roca Carranza, los cuales lograron apaciguar al
Gobernador y lo dispusieron a reconciliarse con
don José Fagnano y aceptar a don Tadeo Remotti y a
don Raimundo Daniele, para párroco de Viedma, el
primero, y, el segundo, de Coronel Pringles. Deo
gratias. En adelante, para estar a bien con las
Autoridades, a mi entender, en las negociaciones
coram praesidibus (ante los gobernantes), ha de
tenerse más escondido el carácter religioso en los
Salesianos de Patagonia.
Buenos Aires, 20-2-85
Su
hijo en Jesús y María,
DOMINGO MILANESIO, Pbro.
(**Es17.655**))
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