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La Congregación Salesiana debe a la solicitud y
bondad de Vuestra Eminencia el nuevo esplendor que
la adorna, y nuestro Veneradísimo Superior don
Bosco, esta gran satisfacción que le compensa de
sus pasadas tribulaciones.
Por mi parte, he de decir que mi corazón
experimenta un sentimiento de confusión por la
alta dignidad episcopal, que el Padre Santo, a
propuesta de V. E., ha querido concederme a mí, el
más pequeño de los Salesianos. Sólo me alienta el
pensamiento de que Dios se sirve a menudo de
instrumentos débiles y flacos en las más arduas
empresas, para que resplandezca con mayor brillo
su gloria y el poder de su divino brazo.
Por eso, confiando en el auxilio divino y en
las oraciones de V. E., cobro ánimo y me lleno de
esperanza, al tomar sobre mí la grave
responsabilidad de Provicario Apostólico de
Patagonia.
Me tomo la libertad de rogar a V. E. que sea
remitido al Santo Padre el pliego adjunto, como
testimonio de mi profundo agradecimiento y
absoluta dependencia de su santa voluntad.
Bendecid, E. Príncipe, a nuestra humilde
Congregación y a nuestro Veneradísimo Superior don
Bosco, junto con nuestras misiones, y permitid
que, al besar la sagrada púrpura, me profese,
De V. E. Rvma.
Turín, 16 de octubre de 1884
Humildísimo y seguro servidor
JUAN CAGLIERO, Pbro.
((**It17.747**))
D
AL SANTO PADRE LEON XIII
Beatísimo Padre:
La sublime dignidad episcopal, a la que Vuestra
Santidad se digna llamarme, si por un lado
glorifica a la humilde Congregación Salesiana,
cuyo hijo soy, y sirve de consuelo a su venerado
fundador, por el otro, me humilla en lo más hondo
del alma, porque me sé indigno de tanto honor y
porque me considero incapaz para tanta
responsabilidad.
Pero, como qui, in altis habitat, humilia
respicit, me recobro de mi confusión y, apoyado en
la ayuda divina, alentado por Vuestra Apostólica
Bendición, me someto, Beatísimo Padre, a vuestra
disposición, como a disposición de la divina
Providencia; y, considerando como ley todo deseo
vuestro, como mandato todo vuestro querer, me
reafirmo en el deber de una entera e ilimitada
obediencia a Vuestra Santidad como a Vicario de
Jesucristo.
Sin duda que, de este modo, resultará más fácil
para mis hermanos Salesianos y para mí la difícil
empresa de las misiones de Patagonia septentrional
y central, de la que Vuestra Santidad se dignó
nombrarme Provicario Apostólico.
Turín, 16 de octubre de 1884
Humilde y agradecido hijo,
JUAN CAGLIERO, Pbro.
(**Es17.646**))
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