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mundum. Nuestras protestas y nuestros clamores
seguirán mientras la fuerza del derecho esté
oprimida por el derecho de la fuerza.
Bendecid, Eminentísimo Príncipe, a nuestros
neófitos patagones y a nuestro vasto campo
evangélico y a los misioneros Salesianos que
trabajan a orillas del Río Negro.
1.° de junio de 1884
JUAN CAGLIERO,
Provicario apostólico
JOSE FAGNANO, Prefecto apostólico
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Súplica del cardenal Alimonda a León
XIII
para que don Juan Cagliero fuese hecho
Obispo
Beatísimo Padre:
Puesto que, hace dos años, dignábase Vuestra
Santidad confiarme el honroso encargo de estudiar
con otros Emmos. colegas míos el proyecto de la
fundación de un Provicariato y de una Prefectura
Apostólica en la remota Patagonia para confiarlos
a los cuidados de la Congregación Salesiana, que
ya posee allí misiones y un número relevante de
sacerdotes y de cooperadores, no pude dejar de
alegrarme muchísimo al ser aceptado el proyecto
por parte de la Sagrada Congregación de Propaganda
Fide y ante los nombramientos que Vuestra Santidad
se dignó hacer en las personas de los dignos
sacerdotes salesianos don Juan Cagliero, para
Provicario Apostólico en la Patagonia
Septentrional y central, y don José Fagnano, para
Prefecto Apostólico en la Patagonia Meridional y
Tierra del Fuego.
Como ya se acerca la partida del sacerdote
Cagliero y de otros veinte entre sacerdotes y
clérigos para aquella lejana misión, me atrevo a
presentar a Vuestra Santidad el deseo de que el
nuevo Provicario Apostólico salga de Europa
investido con la Consagración Episcopal.
Esto sería de gran satisfacción para el corazón
del incansable y benemérito fundador de la
Congregación Salesiana, don Juan Bosco, y sería un
honor que la misma Congregación no podría jamás
apreciar bastante; y el nuevo elegido, fortalecido
por la gracia del Espíritu Santo, condecorado con
la nueva dignidad, tendría mayor ascendiente sobre
los misioneros y sobre las autoridades del país y
lograría superar con más facilidad los obstáculos
que prevé tendrán que oponerse al ejercicio de su
ministerio.
Después de los felices resultados de las
misiones salesianas en las vastísimas regiones
susodichas, no pasará mucho tiempo sin que sea
necesaria la presencia de un Obispo para la
administración de las mismas.
Ahora bien, el tener que recibir la
consagración episcopal en América sería de gran
molestia, por la distancia de trescientas leguas
desde la residencia del Provicario Apostólico
hasta Buenos Aires.
Expuesto en estos términos mi humilde ruego,
remito toda resolución a la alta sabiduría de
Vuestra Santidad, segurísimo de que cuanto se
digne disponer será del mayor agrado y de la mayor
gloria de Dios y contribuirá mejor a la salvación
de las almas.
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