((**Es17.632**)
después de vencer los combates de la castidad. íY
qué triunfo! íQué gozo! Qué gloria al presentar a
Dios, inmaculada, la estola del santo Bautismo,
después de tantos combates entre los aplausos, los
cánticos, el fulgor de los ejércitos celestiales.
Mientras hablaban de esta manera del premio
reservado a la inocencia conservada mediante la
penitencia, don Bosco vio aparecer legiones de
ángeles que, bajando del cielo, se asentaban sobre
el blanco tapiz. Y se unían a aquellas dos
doncellas, conservando ellas el puesto del centro.
Formaban una gran multitud que cantaba: Benedictus
Deus et Pater Domini Nostri Jesus Christi, qui
benedixit nos in omni benedictione spirituali in
coelestibus in Christo; qui elegit nos in ipso
ante mundi constitutionem, ut essemus sancti et
immaculati in conspectu eius in charitate et
praedestinavit nos in adoptionem per Jesum
Christum.
Las dos niñas se pusieron entonces a cantar un
himno maravilloso, pero con tales palabras y tales
notas, que sólo los ángeles que estaban más
próximos al centro podían modular. Los otros
también cantaban, ((**It17.730**)) pero
don Bosco no podía oír sus voces, observando sólo
los gestos y el movimiento de los labios al
adaptar la boca al canto.
Las dos niñas cantaban: Me propter innocentiam
suscepisti et confirmasti me in conspectu tuo in
aeternum. Benedictus Dominus Deus a saeculo et
usque in saeculum; fiat, fiat!
Entretanto, a las primeras escuadras de ángeles
se añadieron otras y otras. Su vestido era de
varios colores y adornos, diversos los unos de los
otros y especialmente diferente del de las
doncellas. Pero la riqueza y magnificencia de los
mismos era divina. La belleza de cada uno era tal
que la mente humana no la podría concebir en
manera alguna, ni formarse la más remota idea de
ellos. El espectáculo que ofrecía esta escena era
indescriptible; pero sólo a fuerza de añadir
palabras a palabras, se podría explicar en cierta
manera el concepto.
Terminado el canto de las dos niñas, entonaron
todos juntos un himno inmenso y tan armonioso que
jamás se oyó cosa igual ni se oirá sobre la
tierra.
He aquí lo que cantaban: Ei, qui potens est vos
conservare sine peccato et constituere ante
conspectum gloriae suae immaculatos in
exultatione, in adventu Domini nostri Jesu
Christi: Soli Deo Salvatori nostro, per Jesum
Christum Dominum nostrum, gloria et magnificentia,
imperium et potestas ante omne saeculum, et nunc
et in omnia saecula saeculorum. Amen.
Mientras cantaban, iban llegando nuevas
escuadras de ángeles y, cuando el canto hubo
terminado, poco a poco, todos se elevaron en el
aire y desaparecieron al mismo tiempo que aquella
visión.
Y don Bosco se despertó.
23
Informe de la madre Daghero a don
Bosco
Reverendo Padre:
Gracias a la Divina Providencia, que siempre
nos asiste de modo admirable, esta mañana se
clausuró nuestro primer Capítulo General,
presidido en nombre de nuestro reverendo padre
Rector Mayor, por don Juan Cagliero, y en el que
tomaron parte algunas veces el reverendo señor don
Juan Bonetti, nuestro Director, y el teólogo
(**Es17.632**))
<Anterior: 17. 631><Siguiente: 17. 633>