((**Es17.629**)
-Pero basta una sola mancha para hacerla perder
su valor; por eso, es necesario caminar con mucha
precaución.
-La inocencia queda violada, si es afeada por
una sola mancha, y pierde el tesoro de su gracia.
((**It17.726**)) -Basta
un solo pecado mortal.
-Y, una vez perdida, queda perdida para
siempre.
-íQué desgracia la de tantas inocencias que se
pierden cada día! Cuando un jovencito cae en el
pecado, el Paraíso se le cierra; la Virgen
Santísima y el Angel de la guarda desaparecen,
cesan las músicas y se eclipsa la luz. Dios no
está ya en su corazón, desaparece el camino de
estrellas que antes recorría; cae y queda al
momento solo como una isla en medio del mar, de un
mar de fuego que se extiende hasta el extremo
horizonte de la eternidad, abismándose hasta la
profundidad del caos... Sobre su cabeza brillan en
el cielo, amenazantes, los rayos de la divina
justicia. Satanás se ha convertido en su
compañero, lo ha cargado de cadenas, le ha puesto
un pie en el cuello y, con el bidente levantado en
alto, ha exclamado:
-íHe vencido! Tu hijo es mi esclavo. Ya no te
pertenece, para él se ha terminado la alegría.
Si la justicia de Dios le priva en aquel
momento del único punto de apoyo con que cuenta,
está perdido para siempre,
-íY puede levantarse! La misericordia de Dios
es infinita. Una buena confesión le puede devolver
la gracia y el título de hijo de Dios.
-Pero la inocencia, jamás. íY qué consecuencias
se originarán del primer pecado! Conoce el mal que
antes no conocía; sentirá terriblemente el influjo
de las malas inclinaciones; con la deuda enorme
que ha contraído con la divina justicia, se
sentirá más débil en los combates espirituales.
Sentirá lo que antes no sentía, los efectos de la
vergüenza, de la tristeza, del remordimiento.
-Y pensar que antes se había dicho de él: Dejad
que los niños se acerquen a Mí. Ellos serán como
los ángeles de Dios en el cielo, Hijo mío, dame tu
corazón.
-íAh, qué delito tan espantoso cometen aquellos
desgraciados que son culpables de que un niño
pierda la inocencia! Jesús ha dicho: El que
escandalizare a uno de estos pequeñuelos que creen
en Mí, mejor le fuera que le atasen una piedra de
molino al cuello y lo arrojasen a lo más profundo
del mar. íAy del mundo a causa de los escándalos!
No es posible impedir los escándalos, pero íay de
aquellos que escandalizan! Guardaos de despreciar
a uno de estos pequeños que creen en Mí, porque os
aseguro que sus ángeles en el cielo ven
perpetuamente el rostro de mi Padre e está en los
cielos y piden venganza.
-íDesgraciados! Pero no menos infelices son los
que se dejan robar la inocencia.
Y aquí las dos jovencitas comenzaron a pasear;
el tema de su conversación era sobre cuál es el
medio para conservar la inocencia.
Una decía:
-Es un gran error el de los jóvenes, al creer
que la penitencia la debe practicar solamente
quien ha pecado. La penitencia es también
necesaria para conservar la inocencia. Si San Luis
no hubiese hecho penitencia, habría caído sin duda
en pecado mortal. Esto se debería predicar,
inculcar, enseñar continuamente a los jóvenes.
íCuántos más numerosos serían los que conservarían
la inocencia, mientras que ahora son tan pocos!
((**It17.727**)) -Lo
dice el Apóstol: Hemos de llevar siempre, por
todas partes, en nuestro cuerpo, la mortificación
de Jesucristo, a fin de que la vida de Jesús se
manifieste en nosotros.
(**Es17.629**))
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