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Carta de don Esteban Febbraro a don
Bosco
Amadísimo Padre:
Su carta me ha hecho conocer más su buen
corazón de padre, y la obligación que tengo de ser
un buen hijo suyo. Al considerar la solicitud
amorosa y tranquila con que piensa en nosotros y
en los jóvenes, que nos ha confiado, me avergüenzo
de ser tan distinto de usted y de dejarme
desconcertar tan a menudo por mis pequeñas
dificultades, mientras usted sabe mantenerse tan
sereno y tranquilo en medio de las graves
ocupaciones y de los trabajos que le agobian.
Quiero pedir a Jesús y a María que me conserven
siempre el ejemplo de tan buen padre y me concedan
la gracia de poderle imitar. Y, si yo no puedo
imitarle, procuraré al menos dar a conocer a los
demás el corazón de nuestros padre y me esforzaré
por infundir en los hermanos y en los muchachos el
amor a don Bosco, para que aprendan de él a amar a
Dios.
He cumplido su recado para los alumnos del
cuarto y quinto curso de bachillerato, los cuales
quedaron conmovidos con esta prueba de afecto, que
les ha dado y parecen ((**It17.704**))
dispuestos a arreglar el asunto de su vocación con
seriedad y sinceramente. Tan pronto como yo tenga
todas sus cartas, se las entregaré a don José
Lazzero para que se las dé a usted a su vuelta.
He transmitido sus saludos a todos los
estudiantes y me encargaron le diera las gracias,
especialmente por la oraciones que hace por ellos
y por la bendición que pedirá al Padre Santo.
Todos le deseamos buena salud y que la bendición
de Jesús y de María descienda sobre usted y sobre
sus obras, para que, con el padre, sean bendecidos
también sus hijos.
No me atrevo a escribir más, en atención a su
salud y a sus ocupaciones. Comunicaré a don Juan
Bautista Lemoyne noticias más detalladas respecto
a la conducta de los muchachos. Todos sentimos la
necesidad de tener con nosotros a don Bosco y
pedimos a Dios cada día que nos lo devuelva
pronto.
Tendrá usted disgustos con nosotros, pero pude
estar seguro de que le queremos; como nosotros
tenemos la seguridad de encontrar siempre en usted
un padre afectuoso, que perdona todo y quiere a
todos. Rece por nosotros para que seamos mejores
cada día y especialmente para que yo sea bueno.
Oratorio, 26 de abril de 1884
Su afmo. hijo,
ESTEBAN FEBBRARO 1
1 Acerca de esta carta escribía don Juan
Bautista Lemoyne a don Miguel Rúa el 28 de abril
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