((**Es17.603**)decir su
santo protector) en la bondad de Dios, en la
poderosa intercesión de María Santísima
Auxiliadora y en la contribución de todos los
cooperadores que nunca les faltarán.
En realidad sólo hace cuatro años, durante el
invierno 1883-84 pasado en el Mediodía, que
conocimos jubilosos a este santo, cuyo nombre
llenaba una parte considerable del mundo por sus
obras benéficas.
El buen Padre nos recibió en la casa de La
Navarre, cerca de HyŠres, durante largo rato; su
bondad, sus oraciones y su bendición, dos veces en
aquella visita que jamás olvidaremos, nos han
llenado de valor y de fuerza en nuestros
sufrimientos. Nos habló de sus obras colosales, de
una rifa que empezaba a organizarse e hizo de
nosotras cuatro cooperadoras; y se dignó, después
de algún tiempo, recibir mis muchas peticiones de
oraciones y siempre tuvo a bien contestar a mis
indiscretas súplicas.
Este venerado Padre se dignó enviarnos palabras
de consuelo, cuyo secreto poseía abundantemente,
cuando el buen Dios quiso que le devolviésemos
nuestro queridísimo hijo hace tres años.
Me son muy queridos estos recuerdos, y todos
los muchos renglones, que el llorado y venerado
don Bosco se dignó escribirme, están
coleccionados, clasificados como una verdadera
reliquia piadosamente guardada.
La Semaine Religieuse de la diócesis me trae la
triste noticia, tomada del diario (Le Monde);
habla de un ataque de parálisis ((**It17.703**))
ocurrido el domingo por la mañana, y que le quitó,
en las últimas horas de esta preciosa existencia,
el conocimiento y la sensación de su fin.
Cuando hayan pasado unos días más, Padre mío,
me será muy grato recibir algunos detalles de su
hermosa muerte.
La llegada de monseñor Cagliero al lado del
venerado don Bosco ha sido providencial; he leído
con lágrimas la relación del Bulletin sobre esta
entrevista emocionante de su amadísimo Obispo,
arrodillado a los pies de su padre venerado y El,
inclinando la cabeza sobre sus hombros, besando
sin parar su anillo pastoral.
En medio de este profundo dolor íqué dichoso
debe considerarse Monseñor por haberse encontrado
en medio de todos y haber cerrado los ojos a este
Padre queridísimo!
Animo, padre mío, su misión es hermosa; usted
está destinado a continuar la obra de aquél, a
quien desde hacía tanto tiempo ayudaba en todos
sus trabajos. Desde lo alto del cielo, el santo y
venerado fundador contempla a sus hijos, a todos
los cuales ha confiado esta magnífica tarea para
realizar aquí abajo; su recuerdo no morirá jamás;
él animará sin tregua los alientos, espoleando a
seguir sus ejemplos, sus eficaces consejos, y será
para los cooperadores un modelo admirable para
proteger la caridad en la medida de sus medios...
3 de febrero, a las nueve de la noche
Auxerre (Yonne), Rue Neuve, 15
L. REMACLE
(**Es17.603**))
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