((**Es17.583**)
<>->>Cómo he de levantarme?, exclamé yo
entonces. >>Así?
>>Y de repente, me senté en la cama sin ayuda
de nadie. Los médicos se miraron unos a otros y
quedaron atónitos, exclamando a una voz que
aquello era un auténtico milagro y que, ((**It17.680**)) ellos
no acertaban a explicarse cómo había podido hacer
tal cosa, y recuerdo muy bien que ni yo mismo
sabía dar razón del hecho>>.
La curación, sin embargo, no fue inmediata;
pero siguió la mejoría hasta recobrar por completo
la salud. La madre voló en seguida a contarle la
gracia a don Bosco, añadiendo que también sus
vecinos habían obtenido favores prodigiosos de
María Auxiliadora. Pocos minutos después, como
atestiguaba el reverendo Festa a don Juan Bautista
Lemoyne, hablando el Santo de esto con quien
estaba a su lado en aquel momento se conmovió y
dijo:
-Verdaderamente se ve que la Virgen es siempre
nuestra buena Madre. Son cosas que vemos con
nuestros propios ojos, cosas de todos los días y
de varias veces al día.
Otra señora, Carolina Gori, cooperadora
salesiana de Massa Carrara, le había pedido que
celebrara una misa para obtener una gracia
temporal en favor de una familia de Roma, donde
residía entonces la interesada. El Santo le
respondió:
Muy apreciada señora Carolina Gori:
Con mucho gusto, rezo por el feliz resultado de
esa piadosa intención. Haga Dios que todo salga
bien y para provecho de la familia que usted me
recomienda. Celebraré gustosamente la Santa Misa y
nuestros huerfanitos harán conmigo oraciones y
comuniones con este fin.
Que Dios nos bendiga y conceda lo que mejor sea
para nuestra alma.
Me encomiendo a la caridad de sus oraciones y
me profeso.
Turín, 5 de agosto de 1885
Humilde servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
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