((**Es17.581**)
Queridísimo señor conde Eugenio:
Con muchísimo gusto me preocupo de buscar un
maestro para Borgo. No resulta muy fácil
encontrarlo, pero haré cuanto pueda, de acuerdo
con otros sacerdotes nuestros, y luego le
comunicaré el resultado.
Le escribo todo esto por si tardáramos en
lograr algo. Muy querido Eugenio, rezo cada día
por usted y por su familia. Dios les bendiga a
todos y les conceda salud y santidad, pero siempre
por el camino del Paraíso. Amén.
Turín, 22 de octubre de 1885
Su seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
Los señores Ceriana, de Turín, bienhechores del
Oratorio y mencionados muchas veces anteriormente
en otros volúmenes, lloraban la pérdida de otro
hijo suyo 1. Don Bosco les envió su palabra de
cristiano consuelo.
Muy apreciados señores José y Teresa
Ceriana-Racca:
Siento con toda mi alma la dolorosa pérdida de
su hijo Marcelino, a quien Dios llamó a Sí en los
primeros albores de su vida. Adoremos sus divinos
decretos.Pido al buen Dios que les compense con
otros consuelos, otros herederos de sus virtudes
en la vida futura.
Que María Auxiliadora les conserve en buena
salud, les proteja y obtenga de su divino Hijo
días felices.
Con gran estima, tengo el honor de poderme
profesar,
Turín, 10 de mayo de 1885
Su seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
((**It17.678**)) El
profesor Miguel Messina, de Nápoles, buen
cooperador salesiano, tenía sus cruces. En 1883
había confiado sus cositas a don Bosco, de quien
recibió una estampita de María Auxiliadora con
esta dedicatoria al dorso:
Muy querido en el Señor:
Que Dios le bendiga y María le consuele en las
penas de la vida. Ayúdele a superar los peligros
de este mísero destierro y les lleve a usted y a
su hermana a gozar un día los verdaderos bienes
que el mundo no podrá negarnos ni arrebatar jamás.
Así sea.
Rece por este pobrecito,
Turín, 17 de noviembre de 1883
JUAN BOSCO, Pbro.
1 Véase anteriormente pág. 338.
(**Es17.581**))
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