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Precisamente, aquel mes de junio, se hacía la
segunda edición de las Reglas redactadas por don
Bosco en 1876 para las Hijas de María Auxiliadora;
esto explica su interés por la cuestión de la
dependencia.
La nueva edición tenía modificaciones notables,
pero siempre partiendo de la base de la anterior.
La había preparado don Juan Bonetti en
colaboración con monseñor Cagliero y con el
consejo del Capítulo Superior. Antes de llevar el
original a la imprenta, fue examinado por el
cardenal Alimonda, que lo retuvo largo tiempo,
pero lo devolvió sin añadir ni quitar una sílaba.
Luego don Bosco, diciendo que, al formularlas, no
había podido hacer sobre ellas ((**It17.674**)) un
atento estudio (lo cual debía servir, sobre todo,
para no mostrar desconfianza con el trabajo de don
Juan Bonetti), quiso que se las leyeran de punta a
cabo e introdujo algunas enmiendas. Finalmente,
para que no faltase nada a la seriedad del
trabajo, ordenó que se leyeran al Capítulo en
pleno para oír las observaciones de todos. Y así,
por distintos caminos, se insertaron en ellas
diversas modificaciones aptas para mejor conseguir
el fin del Instituto, que es la santificación de
las Hermanas y la salvación de las almas. Ultimada
la impresión, se rogó todavía a monseñor Cagliero
y a don Santiago Costamagna que las examinasen
atentamente y anotaran y comunicaran cuanto
creyesen oportuno para la tercera edición. Durante
los ejercicios espirituales, se retiró el texto
antiguo y se distribuyó el nuevo 1.
EL
CONDE EUGENIO DE MAISTRE
Tenemos tres cartas que don Bosco le escribió
en 1885. Tenía el Conde varios enfermos en la
familia, entre ellos su madre, Carlota du Plan de
SieyŠs. La veneranda señora debía dejar este mundo
pocos meses después. En la primera carta, el Santo
le consuela y agradece un generoso donativo.
Muy querido señor Conde E. de Maistre:
El señor Vergan, su representante en Borgo, me
ha traído noticias de su familia, que hace mucho
tiempo deseaba, pero no tan buenas como hubiera
sido mi gusto.
Hemos redoblado las oraciones que diariamente
se hacen ante el altar de María Auxiliadora. Y
tales plegarias serán muy especiales por aquellas
personas de su familia a quienes Dios mandó
cruces.
Su aludido agente me entregó un generoso
donativo con la caritativa cantidad de
1 Cartas de don José Lazzero a monseñor
Cagliero, Turín, 10 de abril y 9 y 27 de junio de
1885.
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