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Ilustrísimo señor Comendador:
Ya sé que Su Señoría ilustrísima aprecia y
protege nuestras escuelas de América del Sur y que
estará muy al tanto del notable desarrollo que van
tomando.
Me limito a recomendarle todo a su reconocida
bondad y rogarle muy de corazón al Señor del cielo
y de la tierra que le conserve en buena salud por
el bien de la sociedad civil y, en especial, de
tantos compatriotas nuestros que residen en
aquellas lejanas y extranjeras tierras.
Con los sentimientos de la más profunda
gratitud, tengo el alto honor de poderme profesar,
De V. S. Ilma.
Turín, 9 de febrero de 1885
Su seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
El señor Malvano le respondió, con fecha del
diez de febrero, acusando recibo y asegurando que
no dejaría de presentar dicho asunto ante Su
Excelencia. En efecto, con gran solicitud, el
Ministro escribió a don Bosco la siguiente carta.
Reverendo Señor:
Sería muy grato poder atender, según mi deseo,
la instancia, que su Señoría Reverendísima ha
dirigido a este Ministerio para obtener una
subvención en favor de las escuelas que ha
instituido en el extranjero; realmente la tarea
((**It17.672**)) tan
positivamente cívica de la instrucción en nuestras
colonias de emigrantes nunca podrá ser
suficientemente alabada. Es lástima que los gastos
que, para ese mismo fin, sostiene el Ministerio,
son tales que absorben casi enteramente los fondos
que anualmente vota el Parlamento; y el escaso
resto de que dispone, después de sufragar todos
los subsidios fijos, queda absorbido por los
gastos extraordinarios que siempre se presentan
con destino a remodelación de edificios,
suministro de material escolar, etc.
De todas formas, con el gran deseo de ofrecer a
su Señoría Reverendísíma una pequeña muestra del
interés que este Ministerio tiene por la buena
marcha de las diversas escuelas que V. S. ha
establecido, sobre cada una de las cuales le
agradecería unos breves y concisos datos, no dudo
en poner a su disposición la cantidad de
quinientas liras, que su V. S. Rvma. puede retirar
de esta caja, a cambio del correspondiente recibo
y mediante la exhibición de la presente. Reciba
las expresiones de mi más cordial consideración.
MANCINI
La carta ministerial era cuanto don Bosco
pretendía y la cuantía de la suma contaba poco;
ésta, sin embargo, acreditaba la carta al
demostrar cómo el Gobierno de la patria tomaba en
consideración la labor que realizaban los
Salesianos en América. Y el divulgar esta noticia
en los países donde amagaban amenazas, no podía
dejar
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