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ciertos relatos, oportunos ((**It17.669**)) para
el Boletín italiano, serían comprometedores en el
español; que, además, para publicar ciertas
relaciones o festejos suyos, habría que enviarlos
a Europa e imprimirlos en Turín y, desde aquí,
volver a enviarlos a América; con lo que los
Cooperadores americanos leerían sus
acontecimientos cuatro meses después de sucedidos.
Además, ciertos avisos, dirigidos a los
Cooperadores de aquellas regiones, no sería
posible que llegaran a tiempo y tendrían que haber
previsto ciertas cosas con cuatro meses de
anticipación.
Hubo quien propuso reducir el Boletín a unas
páginas menos y añadir suplementos para las
exigencias locales; si no siempre, al menos,
alguna vez. Don Miguel Rúa propuso, sin embargo,
que el Boletín constase siempre de dos partes, una
de interés general para la Obra Salesiana y otra,
de interés local, según los países, imitando a los
periódicos que tienen la sección de Noticias
varias.
Don Bosco rechazó estas propuestas e insistió
diciendo:
-Sostengo la necesidad de un Boletín único. Mis
razones para no dejar de las manos, en toda su
extensión, este poderosísimo medio para mis fines
y la seguridad de que el Boletín puede, a veces,
estar expuesto a desviarse del fin que me he
propuesto alcanzar con él, me confirman en mi
opinión. >>Qué es lo que agrada a los Cooperadores
en el Boletín? La historia del Oratorio y las
cartas de los misioneros. Redáctense, pues, con
este material las otras noticias de conferencias o
fiestas en otros países, e incluso en Italia,
publíquese un breve noticiario compendiado. Si hay
algo extraordinario, al publicarlo se agradará a
todos, incluso a los extranjeros. Y si hay que
hacer alguna convocatoria urgente, preocúpense los
Salesianos de ponerse en relación con los
periodistas católicos y publiquen en sus diarios
las citaciones y demás reseñas de urgencia. Y, si
ni esto resuelve su asunto, recurran a la carta
circular. Tal es mi pensamiento. No se olvide que
el Boletín es el órgano principal de la Obra
Salesiana y de todo lo que se relaciona con
nosotros, tanto vocaciones como colegios.
El Santo consideró siempre el Boletín como el
mejor vehículo ((**It17.670**)) de
propaganda salesiana; había intuido que una buena
publicación sería con el tiempo el púlpito más
eficaz. No sabemos a ciencia cierta si fue en el
1884 o en el 1885, cuando aquel santo varón, que
fue el abogado Bartolomé Longo, fundador de la
Obra de Pompeya, fue a ver a don Bosco y, con
aquel estilo propio de los napolitanos, le espetó:
-Don Bosco, dígame en seguida su secreto;
>>cómo ha hecho usted para conquistar el mundo?
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