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preparar el nuevo tipo de noviciado que
respondiese a su ideal. A través de una serie de
experimentaciones, de las que hemos hablado en
otra parte 1, se había llegado a crear una casa a
propósito para los novicios, la de San Benigno;
pero quedaba todavía por conseguir la plena
regularidad, en lo que también se fue avanzando
por grados. Pareció, pues, llegado el momento de
organizar las admisiones, estableciendo para
Italia e islas adyacentes las correspondientes
Comisiones, exigidas en los Decretos Pontificios
de 1848. Don Bosco había tardado tanto, valiéndose
de las facultades concedidas por el Papa, como ya
hemos dicho varias veces.
Las Comisiones para admitir al noviciado eran
de dos clases: una general con voto deliberativo y
otras más, particulares o provinciales, con voto
simplemente consultivo. Se decidió que la primera
estuviese integrada por los mismos miembros del
Capítulo Superior; las otras deberían ser tantas
como las Inspectorías. Pero, como en Italia, sólo
tenía casa de noviciado la Inspectoría Piamontesa
(abierta, eso sí, a novicios de todas las
inspectorías), se juzgó que, de momento, sólo era
necesario establecer una comisión. Cuando se trató
este tema en la sesión capitular del día
veintitrés de febrero, don Bosco, una vez leídos
los dos decretos de Pío IX, observó:
-Tratándose de la casa de noviciado, hay que
dejar a un lado todo rigor en cuanto al modo de
establecerla. Así me lo puntualizaron los Sumos
Pontífices Pío IX y León XIII. Es más, Pío IX
consultó esto personalmente a una Comisión de
Prelados convocada al efecto. Para fundar una casa
de noviciado, bastan dos o tres novicios, reunidos
en ella, aunque haya además otros cincuenta
novicios diseminados acá y allá en otras casas,
por pedirlo así la necesidad, ya que ellos
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están entonces materialmente en la casa de
noviciado por razones de trabajo urgente y no han
sido destinados definitivamente a los lugares
donde se encuentran. De este modo, resulta fácil
poner casas de noviciado, incluso en otras
Inspectorías de Italia.
Se deliberó, pues, que se pudiera tener en cada
Inspectoría de Italia una Comisión inspectorial;
no obstante, por entonces, se constituyó
únicamente la Comisión de la Inspectoría
Piamontesa, sede del único noviciado de San
Benigno.
Pero este noviciado, según las Reglas, dependía
directamente del Capítulo Superior, donde nacían
las cuestiones de a quién correspondía hacer las
gestiones para obtener documentos e informaciones,
quién debía convocar la Comisión para el primer
escrutinio y quién
1 Véase Vol. XI, págs. 234 y ss.
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