((**Es17.540**)
Hasta donde me sea posible deseo dejar la
Congregación sin problemas embarazosos. Por lo
cual pienso nombrar un Vicario general mío, que
sea un alter ego para Europa y otro para América.
Mas, por lo que respecta a esto, recibirás a su
tiempo instrucciones oportunas.
Conviene que algunas veces, a lo largo del año,
reúnas a los Directores de tu Inspectoría para
sugerir las normas prácticas más arriba ((**It17.629**))
indicadas. Leer e inculcar la lectura y el
conocimiento de nuestras reglas, especialmente el
capítulo que trata de las prácticas de piedad, la
introducción que hice a nuestras mismas reglas y
las deliberaciones tomadas en nuestros Capítulos
Generales y particulares.
Ya ves que mis palabras requerirían mucha
explicación, pero ciertamente tú estás en
condiciones de comprender y, donde sea necesario,
insistir en tus comunicaciones a nuestros
hermanos. Tan pronto como puedas, preséntate al
señor Arzobispo, a monseñor Espinosa, a sus
Vicarios Generales, al señor Carranza, al doctor
Ferrero y a otros amigos y ofrece a todos y cada
uno de ellos, mis humildes y afectuosos saludos,
como si hablara a uno sólo. Que Dios te bendiga,
mi querido Costamagna, y contigo bendiga y
conserve en buena salud a todos nuestros hermanos
y hermanas y María Auxiliadora os guíe a todos por
el camino del Cielo. Amén.
Rezad todos por mí.
Turín, 10 de agosto de 1885
Vuestro
afmo. amigo en J. C.,
JUAN BOSCO, Pbro.
Es preciso haber conocido de cerca el afecto y
la docilidad de nuestros antepasados a don Bosco
para comprender plenamente la importancia que don
Santiago Costamagna dio a estas paternales
amonestaciones. He aquí en qué términos se las
agradecía al amado Padre el día once de noviembre:
<>.
Y no fueron sólo palabras. Don José Vespignani
decía que fueron muchos los que copiaron la carta;
que algunos quisieron agradecer personalmente a
don Bosco tan saludables advertencias,
prometiéndole practicar escrupulosamente el
sistema preventivo; que varios, sintiéndose con
más defectos o encontrando mayor dificultad para
ser caritativos y pacientes, se obligaron a ello
con voto, considerado por ellos como un cuarto
voto salesiano y renovado cada mes al hacer el
ejercicio de la buena muerte. El mismo don José
Vespignani solía repetir que a esta carta de don
Bosco ((**It17.630**)) se
atribuía la prosperidad espiritual y material de
la Inspectoría Argentina. Estuvo, pues, muy
inspirado don Santiago Costamagna al dar la máxima
publicidad al
(**Es17.540**))
<Anterior: 17. 539><Siguiente: 17. 541>