((**Es17.539**)
La carta para don Santiago Costamagna,
mencionada más arriba, es un documento de valor
capital. Cualquiera que fuese el motivo, en las
casas de la Inspectoría Argentina, sobre todo en
el Colegio San Carlos de Almagro, prevalecían
tendencias a un rigor disciplinar en desacuerdo
con las buenas tradiciones salesianas y, por esto,
fue desaprobado por don José Vespignani y otros.
Don Miguel Rúa ya había escrito el día treinta de
junio a monseñor Cagliero: <>.
Cuando don Bosco se enteró de que las cosas iban
realmente de este modo, se decidió a intervenir
directamente ante el Inspector,
((**It17.628**)) Mi
siempre querido Costamagna:
Se acerca la época de nuestros ejercicios
espirituales y, al verme en la vejez, querría
poder tener conmigo a todos mis hijos y a nuestras
hermanas de América. Pero, como esto no es
posible, he pensado escribirte una carta, que
pueda serviros de norma a ti y a otros hermanos
nuestros para llegar a ser verdaderos Salesianos
en vuestros ejercicios, que tampoco están muy
lejos de los nuestros.
Ante todo, debemos bendecir y agradecer al
Señor que, con su paciencia y poder, nos ha
ayudado a superar muchas y graves dificultades,
que nosotros solos éramos realmente incapaces de
resolver, Te Deum, Ave María, etc.
Después querría dirigir yo mismo a todos un
sermón o mejor una conferencia sobre el espíritu
salesiano, que debe animar y guiar nuestras
acciones y todas nuestras palabras. El sistema
preventivo debe ser realmente el nuestro. Nunca
castigos penosos, ni palabras humillantes, ni
severas reprimendas en presencia de otros. Antes
al contrario, óiganse en las clases palabras de
dulzura, caridad y paciencia. Nunca palabras
mordaces, nunca un bofetón, ni fuerte ni ligero.
Empléense los castigos negativos y siempre de
manera que, los que reciben un aviso, sean más
amigos nuestros que antes y no se separen de
nosotros desanimados. No se murmure contra las
disposiciones de los superiores; tolérese, por el
contrario, lo que no es de nuestro gusto, que es
trabajoso o desagradable. Todo Salesiano hágase
amigo de todos, no busque nunca la venganza; sea
fácil en perdonar y, después, no eche en cara las
faltas ya perdonadas.
No se critiquen nunca las órdenes de los
Superiores y procure cada uno dar y promover el
buen ejemplo. Incúlquese y recomiéndese
constantemente a todos la promoción de las
vocaciones religiosas para las Hermanas y para los
Salesianos.
La dulzura al hablar, al actuar, al avisar lo
consigue todo y gana a todos. Este sería el
derrotero a seguir por ti y por los demás que
tomarán parte en la predicación de los próximos
ejercicios.
Dar a todos mucha libertad y mucha confianza.
Quien quisiese escribir a su Superior o recibiese
una carta de éste, no la lea nadie en absoluto, a
no ser que el que la recibe lo deseare. En los
puntos mas difíciles aconsejo encarecidamente a
los inspectores y directores que den conferencias
sobre el particular. Es más, recomiendo que don
José Vespignani esté muy bien informado de todo
esto y lo explique a sus novicios o candidatos con
la debida prudencia.
(**Es17.539**))
<Anterior: 17. 538><Siguiente: 17. 540>