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con gran entusiasmo las observaciones regulares
que se han hecho en ese Observatorio; están
redactadas con gran esmero y suma diligencia y
confieso que son verdaderamente preciosas. Estoy
seguro de que darán óptimos resultados para la
ciencia, la fama y el honor de V. S. y de su
Instituto religioso>>.
Al colegio Pío no sólo le proporcionó fama y
honor, sino que le aportó la salvación su
Observatorio en 1885. Por una ley de supresión de
las Ordenes religiosas aprobada por el Parlamento,
también los Salesianos estuvieron a pique de ser
expulsados del Uruguay. Ya las Hermanas del Buen
Pastor habían experimentado sus efectos; pues
ellas y sus chicas habían sido expulsadas del
asilo. Pero todo el odio del Gobierno sectario
apuntaba a los Salesianos. Nada más barruntar el
peligro, don Bosco había hecho escribir a don Luis
Lasagna y a don Santiago Costamagna (pues también
en Buenos Aires amenazaba el mismo peligro) cómo
habían de proceder para parar el golpe y les
enviaba a la par útiles documentos 1. Al primero
envió, además del resto, el texto del diploma, con
el que el jurado ((**It17.615**)) de la
Exposición de Turín concedía la medalla de plata a
don Domingo Albanello, y copia de una carta, que
el padre Denza había pedido al ministro Mancini en
alabanza del Observatorio. Estos documentos
llegaron a conocimiento del público, a través de
la prensa, e indujeron a creer que el observatorio
era una obra promovida y apoyada por el Gobierno
italiano; por consiguiente, los gobernantes del
país, temiendo una ruptura con Italia, se batieron
en retirada y dejaron en paz a los nuestros. Así,
pues, el Observatorio de Villa Colón hizo entonces
un señalado servicio a la Congregación 2.
Mientras dirigía los ejercicios espirituales de
los Hermanos, don Bosco surcaba con el pensamiento
el Océano, imaginándose las necesidades
1 Ap. Doc. núm. 94.
2 En Roma debía verse con simpatía la actividad
del Observatorio, a juzgar por el hecho de que los
oficiales de la marina militar de Italia, cuando
arribaban a Montevideo, visitaban el colegio y
aceptaban agasajos, que intercambiaban invitando a
don Luis Lasagna a bordo; lo cual, con los aires
que a la sazón soplaban por Italia, no hubiera
sido imaginable siquiera, de no haber sabido con
certeza que aquellos actos de cortesía no
desagradaban al Gobierno. Verdad es que, en cierta
ocasión, un periodista italiano publicó en
Montevideo un artículo contra los oficiales que
alternaban con los curas; pero mal se las hubo. En
efecto, una tarde, al salir del teatro, fue
apaleado con todas las de la ley por cuatro
marineros, que, después de la paliza, le dijeron:
-Pase usted el recibo a la oficialidad del
Vittor Pisani.
Pero hay mas. Don Domingo Albanello, director
del Observatorio, estuvo un mes en una corbeta
italiana para arreglar sus aparatos
meteorológicos, que se habían echado a perder en
una tempestad; y, como él había sido declarado
prófugo, obtuvo, por este servicio, la licencia
militar absoluta por mediación del comandante.
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