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Comisión estaba dispuesta a hacer lo que fuera
necesario para disponer las cosas de modo que se
respetase el Reglamento de la Congregación 1. Don
Bosco, al remitir a Turín la carta del Nuncio,
escribió al margen del primer pliego: <>.
Don Miguel Rúa, que acompañaba a don Bosco en
su viaje a España, conferenció largo rato con el
señor Lastres el día dieciocho de abril. De tal
coloquio conocemos los puntos esenciales, por
algunas notas que él transcribió inmediatamente al
papel. Una vez sentada la premisa de que don Bosco
y su Capítulo tenían toda la buena voluntad de ir
a fundar en Madrid, pero que escaseaba el
personal, concretó todo en estas cinco condiciones
esenciales: 1.¦ Libertad de la futura dirección
para destinar a los muchachos al oficio que, de
acuerdo con la inclinación de cada uno, pareciesen
más aptos, teniendo en cuenta las necesidades y
condicionamientos del establecimiento; libertad,
además, para destinar a estudiar a los que, por su
conducta e inteligencia, se hicieran merecedores
de ello. 2.¦ Necesidad de alguna medida para poder
segregar de la masa general a aquellos alumnos que
sirviesen de estorbo. 3.¦ Conveniencia de asignar
una gratificación a cada Salesiano o, mejor aún,
una cantidad anual determinada para todos los
Salesianos que trabajasen en el Colegio. 4.¦
Oportunidad de establecer una pensión para cada
muchacho. 5.¦ Necesidad de pensar seriamente en el
modo de procurar trabajo a los talleres.
Establecidos estos puntos fundamentales, don
Miguel Rúa prometió que, en Turín, se presentaría
el asunto al Capítulo Superior y que, si la
propuesta fuese aceptada, se redactaría y
remitiría al señor Silvela o al señor Lastres un
proyecto de convenio, para que lo examinasen e
hicieran sus observaciones al respecto. Pero, al
mismo tiempo, tuvo buen cuidado en recalcar que no
era posible enviar inmediatamente los Salesianos a
Madrid.
Llegó la Semana Santa y, como estaban
prohibidas en España las visitas en sus últimos
días, don Bosco se vio un poco ((**It17.603**)) más
libre y pudo responder el Jueves Santo la carta
del Nuncio.
Excelencia Ilustrísima y Reverendísima:
He recibido con sumo agrado su venerada carta,
referente al Colegio de esa Capital, cuya
dirección se proyecta confiar a los Salesianos.
Con muy buena voluntad, nos disponemos a esta
empresa, sobre todo después de las reiteradas
recomendaciones de V. E. Rvma. Hablando con el
ilustrísimo señor Lastres, hemos encontrado la
forma para superar algunas dificultades que
hubieran podido surgir mas adelante. De modo que
ahora no queda mas que redactar un convenio entre
nuestra Pía Sociedad y la
1 Ap. Doc. núm. 91.
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