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que don Bosco había entrado en Faenza, él prometía
que, dentro de pocos días, el número de
seminaristas diocesanos se vería incrementado en
unos veinte. Y sucedió precisamente así, sin que
pudiera explicarse la causa de tan consolador
fenómeno. Y ahora, volviendo a la propuesta de
Madrid, creo que se puede delegar a alguno que
estudie el punto de partida para decidir este
asunto, examinando la posibilidad de su
realización y manifestando, acto seguido, a
aquellos señores toda nuestra buena voluntad.
Convendrá incluso que vaya alguien a Madrid para,
sobre el terreno, ver, hacerse una completa idea y
sacar conclusiones.
Don Juan Branda, que asistía a la sesión, hizo
saber que los ((**It17.600**))
señores de Madrid estaban dispuestos a recurrir al
Padre Santo, si el Capítulo Salesiano se oponía a
la realización de su proyecto.
Y don Bosco respondió:
-Establézcase, pues, una comisión para examinar
el proyecto de Madrid y el modo de adaptarlo a
nuestro sistema. Queden encargados de eso don
Celestino Durando, don Francisco Cerruti y don
Juan Branda, y presenten luego sus conclusiones al
Capítulo. Nosotros condescenderemos en todo lo que
no afecte a la sustancia de nuestro sistema, y no
se repare en los medios; pero manténgase firme
nuestra costumbre de tener en todos nuestros
hospicios las dos secciones de estudiantes y
aprendices.
El Capítulo, tras haber escuchado las
conclusiones a que llegaron los tres, decidió
responder a la Comisión y al Nuncio, mostrándose
favorable a entablar negociaciones y poniendo como
única condición que todo pudiera llevarse a cabo
según las normas directivas de la Congregación
Salesiana. Se adjuntó, al mismo tiempo, un
ejemplar del Reglamento de las casas. El Nuncio,
después de una entrevista con el senador Silvela,
presidente de la Comisión, manifestó a don Bosco
que los deseos de la Comisión estaban en perfecta
armonía con las exigencias de los Salesianos; y,
en cuanto a sí mismo, aseguró que estaba dispuesto
en todo momento a prestarse, hasta donde pudiese,
para llegar a un resultado positivo en la
fundación propuesta 1.
En el mes de noviembre siguiente, celebróse en
Roma un Congreso penitenciario internacional, al
que asistieron los señores Sivela y Lastres, ambos
juristas y penalistas de fama, como representantes
del Gobierno español. En su viaje a Roma, pasaron
por Turín y visitaron a don Bosco; pero ignoramos
por completo toda clase de pormenores de esta
visita.
1 Carta del Nuncio a don Bosco, Madrid, 11 de
octubre de 1885 (Apéndice, Doc. 89).
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