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Protestantismo... íFaenza! Fuimos recibidos al
grito de íMuerte a los Salesianos!, grito que
continuó y continúa todavía. Observad: aquel
seminario iba de mal en peor y estaba reducido
casi a cero. Los hijos del porvenir: ése era el
caos en que se sumía la pobre juventud 1. Nosotros
salimos al paso, puesto que nadie paraba mientes
en nosotros. En la diócesis de Faenza casi no
había sacerdotes y algunos de aquellos pocos eran
demócratas. La esperanza del clero se apoyaba en
algunos seminaristas desperdigados por la ciudad.
Pero, desde que hemos ido allí nosotros y gracias
a las iniciativas del admirable don Pablo Taroni,
el seminario resulta pequeño para dar cabida a
todos los seminaristas. Y notad bien que el Rector
había propuesto al Obispo cerrar el seminario y
que don Pablo Taroni, por el contrario, había
dicho: Haced venir a don Bosco y ya veréis. Antes,
el seminario no tenía más de veinte o treinta
seminaristas, y ahora tiene ciento veinte internos
y cincuenta o sesenta externos. Y nosotros
precisamente tenemos ya en la ((**It17.599**))
Congregación algunos clérigos de Faenza y espero
que, pronto, tendremos en nuestras escuelas una
abundante mies de vocaciones también para
nosotros. El oratorio continuará teniendo cada vez
más fuerza y con los internos y externos se hará
también mucho bien en la diócesis.
Tras una breve pausa de don Bosco, intervino
don Miguel Rúa, poniendo de relieve lo que él
mismo había visto hacía poco con sus propios ojos,
es decir, que la presencia de los Salesianos había
devuelto el entusiasmo al clero, antes totalmente
amilanado; en algunos pueblos, los párrocos,
animados con el ejemplo del oratorio salesiano,
habían abierto también oratorios festivos que eran
florecientes.
Don Bosco continuó diciendo:
-Y todo esto se debe a la pobre Congregación
Salesiana... Cuando fui a Faenza, el Obispo estaba
inquieto, porque temía que su seminario quedase
enteramente vacío por culpa de los Salesianos. Le
respondí que, cuando don Bosco iba a un sitio
cualquiera, lo hacía siempre con la bendición del
Obispo. Y que, por tanto, estábamos dispuestos a
marcharnos en seguida, si Su Excelencia no quería
a don Bosco en la diócesis. Que quería estar en
Faenza de acuerdo con el Padre Santo y si éste le
pedía cuentas de ello, estaba obligado a responder
con sinceridad lo que había visto. El Obispo se
calmó al oír esta conclusión; declaró que estaba
contento de que don Bosco hubiera fundado en
Faenza, pero que temía por su seminario. Entonces
don Pablo Taroni, lleno de fe, exclamó que, desde
el punto y hora en
1 Alusión al socialismo.
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