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cristianamente y reunir a los niños, apartándolos
de este modo de vagar por las calles y plazas de
la ciudad>>. Aludía a la iglesia de San Felipe y
al oratorio llamado de los Filipenses en la calle
del Teatro Greco, oratorio muy floreciente hasta
el día de hoy.
LA SPEZIA
Parecía correr por la península un santo y seña
sectario para contrariar por doquier a don Bosco.
Dos periódicos de La Spezia, el Muratore y el
Lavoro, se lanzaron contra él, tomando como
pretexto una deliberación municipal. Don Bosco
había recibido del Ayuntamiento de La Spezia y
colocado en la casa de aquella ciudad a ocho
muchachos huérfanos por el cólera; nada, pues, más
natural que pasar a la casa una pequeña
subvención. Se pensó fijar una cuota anual de mil
liras; pero, cuando se trató el asunto en Consejo,
algunos concejales, amigos de los Salesianos,
propusieron subir la cantidad a cuatro mil. Irritó
esto a liberales y ((**It17.574**))
demócratas y elevaron protestas al estilo del
tiempo, por medio de sus correspondientes órganos.
El liberal Muratore del treinta y uno de mayo,
después de dar la noticia del hecho, exclamaba:
<<>>Es posible que nuestra Representación
Municipal haya decaído hasta el extremo de
conceder una subvención a quienes cantan himnos al
Poder Temporal, contra las más hermosas
tradiciones de La Spezia? Actos de esa índole, más
que censura, merecen ser calificados como
temerariamente inconsiderados y provocan un
justificado y enérgico resentimiento por parte de
toda la población>>. El mismo día publicaba el
demócrata Lavoro un vergonzoso articulejo en el
que se escarnecía a don Bosco con lenguaje sucio y
obsceno e ignominiosas alteraciones de su nombre.
Pero también aquí don Bosco seguía derecho
hacia adelante, sin dar muestras de oír a los que
ladraban a sus talones. En el mes de septiembre,
se presentó al Capítulo Superior el proyecto de
permutar un terreno con el Ayuntamiento, a
propuesta de la misma corporación municipal. El
terreno cedido a los Salesianos era mayor que el
que iba a recibir a cambio. Con esto se encuadraba
nuestra propiedad y el Ayuntamiento suprimía una
calle, trazada en el plano, que habría atravesado
la finca del colegio. Pero esta supresión estaba
subordinada a la construcción de una iglesia, que
don Bosco, junto con el caballero Bruschi, se
había comprometido a levantar en aquel sitio 1;
1 Véase Vol. XIII, pág. 577.
(**Es17.493**))
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