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unen a Dios. Rezad también vosotros por mí y por
vuestros compañeros, como encarecidamente os lo
recomiendo. Adiós, hijos queridos.
((**It17.562**)) El día
doce de octubre, a punto de salir para Turín,
quiso hacer a todos los clérigos una exhortación,
diciéndoles lo siguiente, según nos refiere la
crónica.
Estamos empezando el curso; y se dice que el
que bien empieza tiene andada la mitad del camino;
pero se añade al punto: no se empieza bien si no
es desde el cielo. Vosotros, sin duda, habéis
empezado desde el cielo; seguid, pues, adelante.
Espero que, si al empezar habéis sido bendecidos
por el Señor, lo seréis continuamente y así
podréis dar gran satisfacción a vuestros
superiores y a vuestro amigo don Bosco, que cada
día tiene un memento especial en la santa misa por
vosotros, para que el Señor os conserve con salud
y santidad.
Porque, creedme, aunque estuvieseis sanos y
robustos, si no estuviese bien arraigado en
vuestro corazón el santo temor de Dios, no
podríais hacer nada. Por el contrario, tened por
cierto que con la ayuda de Dios, lo podréis todo.
Mientras tanto, aquí se hará todo lo posible y
aun más, para que no os falte nada de lo que se
necesita para el servicio del Señor y para la
bucólica 1.
Sin duda tendré una gran satisfacción cuando
pregunte a don Julio Barberis o a algún otro
superior cómo estáis de salud, de piedad y de
estudio y me den buenas noticias.
Pero, mientras os aseguro que rezaré mucho por
vosotros, me encomiendo a vuestras oraciones
especialmente en la santa comunión de la que
espero mucho; y espero que María Santísima tendrá
muchísimo cuidado para que no falte nada de lo que
necesitamos.
Una cosa, que deseo tengáis como la primera
para vosotros y que la recomendéis también a
vuestros parientes, es que todos los que acudan en
nuestra ayuda espiritual y materialmente, serán
visiblemente protegidos por la Santísima Virgen y
Ella no dejará de escuchar sus oraciones.
Dicho esto, los bendijo y regresó al Oratorio.
También los Superiores se habían reunido varias
veces con él en San Benigno para celebrar consejo.
Fueron siete las sesiones y todas, menos una, bajo
su presidencia.
No podemos seguir todavía a don Bosco fuera de
San Benigno; hubo en torno a aquella casa el año
1885 un ruidoso debate entre el anticlericalismo
patriotero de la época y la caridad cristiana de
don Bosco; pero el ruido no partió de don Bosco,
sino de sus adversarios y de sus defensores. Es
una página de historia, que revive el duelo
((**It17.563**)) de
Goliat, armado de los pies a la cabeza, y de David
inerme, con el mismo éxito final en la contienda.
1 Jocosamente emplea la palabra bucólica (del
griego bucólos, boyero), género literario que
canta la vida campestre, para indicar la comida.
(Aquí es un juego de palabras: boca en latín es
bucca) (N. del T.).
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