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fines de abril fue prorrogado, con licencia de la
autoridad competente, hasta el día treinta y uno
de diciembre. Tres motivos habían obligado a don
Bosco a pedir esta autorización; la gran cantidad
de boletos que quedaban por despachar, la llegada
continua de nuevos objetos y la necesidad de
dinero para las obras de construcción y
liquidación de las deudas.
Durante los últimos meses del año, don Bosco se
industriaba a más no poder para recoger los
boletos enviados y no vendidos y para despacharlos
por todas partes, escribiendo, incluso, a
personalidades italianas y extranjeras 1. Con este
doble fin, difundió por Italia una circular.
Benemérito Señor:
Pido a V. S. bondadoso perdón, por recurrir
especialmente a su experimentada caridad y
benevolencia. El día treinta y uno de diciembre
tendrá lugar el sorteo de la rifa, organizada hace
tiempo en favor del hospicio e iglesia del Sagrado
Corazón de Jesús en Roma. Todos los Cooperadores y
Cooperadoras salesianos han querido colaborar con
laudable porfía en esta obra de caridad y
religiosidad, recibiendo boletos, colocándolos
entre sus conocidos y amigos y enviando el importe
a su destino, a medida que estaban en condiciones
para ello. Celebro poder contar también a V. S.
entre estas beneméritas personas y le doy gracias
por ello de todo corazón.
Pero, acercándose el día fijado para dicho
sorteo y teniendo todavía algunos millares de
boletos por repartir, me veo obligado a pedir a V.
S. un nuevo favor. Si, por ventura, le fuera
posible todavía aceptar algunos o colocarlos
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esas tierras, tenga la bondad de indicármelo para
ayudarme en esta obra como lo ha hecho hasta
ahora. Y si tuviese aún algunos de los que ya
recibió y no quisiera quedarse con ellos, me haría
igualmente un gran favor si tuviese a bien
colocarlos lo antes posible, cobrando el importe y
enviándolo a Turín. Si, por el contrario, no
lograse despacharlos de ningún modo, tenga la
bondad de devolvérmelos en seguida, para intentar
despacharlos en otra parte en tiempo útil.
Reconozco haber abusado demasiado de su bondad
y benevolencia, pero no ignora V. S. que invoqué
su caridad en favor de tantos pobres jovencitos
vagabundos, abandonados y en graves peligros para
el alma y el cuerpo; la invoqué para cumplir una
obra de caridad y de religiosidad, que interesa
mucho al Sumo Pontífice León XIII y que será para
gloria del Sagrado Corazón de Jesús, honor de la
Iglesia Católica y utilidad de la sociedad civil.
Por estas razones, que en una alma noble valen más
que ninguna otra, abrigo la firme esperanza de que
V. S. no querrá negarme el favor que le pido sino
que, por el contrario, será feliz de poder
cooperar de este modo al remedio de las miserias
humanas, con la dulce esperanza en el corazón de
recibir como premio el céntuplo prometido por Dios
en este mundo y la vida eterna en el otro.
Lleno de profunda gratitud pido a Dios y a la
Santísima Virgen Auxiliadora que
1 Ap. Doc. núm. 82 A-B-C.
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