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CAPITULO XIX
LAS OBRAS DE LA IGLESIA
Y EL HOSPICIO DEL SAGRADO CORAZON
EMOCIONAN las expresiones de don Bosco en la
mencionada carta al Duque de Norfolk implorando su
ayuda para la iglesia del Sagrado Corazón. Si
pensamos que se expresaba de esta manera en su
última enfermedad, sólo dieciocho días antes de
dejar la tierra, puede afirmarse con razón que
aquella empresa romana fue su pesadilla desde 1881
hasta su último respiro. Por ella arrostró, en
deplorables condiciones de salud, viajes
pesadísimos, que contribuyeron no poco a reducirlo
a aquel estado de extrema postración. Depone don
Francisco Cerruti en los procesos 1: <>.
Hay que repetir aquí el consabido estribillo:
las obras de la iglesia avanzaban y también los
preparativos para el hospicio; pero, con ello,
aumentaban los gastos, y los donativos recogidos
no eran suficientes para pagarlos. Cuando don
Bosco propuso a la esplendidez del Santo Padre que
se dignase asumir los gastos de ((**It17.528**)) la
erección de la fachada, quiso crearse un nuevo
expediente, con que estimular más y más la
generosidad de los fieles. Comenzó por dar la pura
y simple noticia de ello a los Cooperadores de
Turín, en la conferencia del día 23 de mayo de
1884, y, después, a todos los Cooperadores con la
circular del día treinta y uno del mismo mes. El
augusto ejemplo venido de tan alto constituía por
sí mismo un estímulo para colaborar en la obra.
Pero don Bosco no se paró ahí. La Unit… Cattolica
del día veinte de junio exhortaba a los católicos
italianos con dos artículos, inspirados por él, a
enviar donativos para ayudar al Papa en el
compromiso asumido.
1 Summ. sup. virt. Núm. III, $ 67.
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