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siguiente, desapareció para siempre el quinto
curso del bachillerato en el Oratorio.
No hay que creer que don Bosco, al hablar en
estos términos de los clásicos paganos, tuviese la
intención de quererlos desterrar de las escuelas
para substituirlos por escritores cristianos. Sus
temores procedían de preocupaciones de orden moral
por las <>, que en ellos podían
encontrar los jóvenes; mas, para eliminar todo
peligro de este género, estaban los textos
expurgados. Por otra parte, él conocía
perfectamente también en esta materia la tradición
de la Iglesia, recién confirmada en el mes de mayo
anterior por León XIII, en una carta al cardenal
Parocchi acerca del estudio de los clásicos 1.
En la tipografía del Oratorio seguía
imprimiéndose desde 1869, la Biblioteca de los
clásicos italianos expurgados para la juventud. La
colección, dirigida por don Celestino Durando,
había llegado al volumen doscientos cuatro.
Pareció que había que terminarla, por no responder
ya a una verdadera utilidad práctica, pues podía
darse por agotada la serie de los autores más
necesarios para las escuelas. Se determinó, por
tanto, su suspensión. Don Bosco dijo entonces:
-Convendría empezar ahora una publicación de
libros amenos. Pero es una empresa, en la que
reflexionaremos todavía cómo hacerlo. Ya veremos.
Tenía motivos para oponer lecturas agradables y
sanas al aluvión de cuentos y novelas, que
respetaban poco o nada ((**It17.503**)) la
religión y la moral y corrompían especialmente a
la juventud estudiantil. La nueva colección,
anunciada por la librería del Oratorio el año
1886, comenzó al año siguiente.
En cambio, tiene su origen en 1885 la Pequeña
Colección de Lecturas Dramáticas, para centros de
educación y la familia, dirigida, como se leía en
el programa publicado en la cubierta del primer
volumen, <>. Aparecía un
fascículo de unas cien páginas cada dos meses. El
primero en ver la luz fue el conocido drama de
Lemoyne. Los molinos de Roma y la última hora del
paganismo. El Santo intentaba formar una pequeña
biblioteca dramática de obritas escogidas y
representables <>. Tambien en esto fue don
Bosco un precursor; siguiendo su ejemplo, salieron
a luz colecciones del mismo tipo en Milán, Turín y
otras partes.
1 Puesto que estas Memorias Biográficas son
principalmente para los Salesianos, es muy
conveniente que todos conozcan el importante
documento Pontificio (Ap. Doc. núm. 78).
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