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en la planta baja situada bajo sus habitaciones, y
antes parte del prado donde había comenzado la
gesta del Oratorio. Don Bosco entró con ellos por
una puerta, pero en lugar de penetrar en el taller
de fundición se encontró en una hermosísima
iglesia.
-Usted ahora, don Bosco, nos debe hacer una
plática, le dijeron.
-Pero yo no estoy preparado.
-No importa. Díganos lo que se le ocurra.
-Bien, prediquemos, pues.
Subió al púlpito donde comenzó a razonar sobre
las malas costumbres. Describió el diluvio
universal y la destrucción de Sodoma, continuando
con tal orden en la distribución de los puntos,
que al despertarse se acordaba perfectamente de
todo:
Hecho el sermón, la gente se dijo.
-Ahora debe celebrar la Santa Misa.
-No tengo dificultad alguna, replicó, ahora
mismo.
Fue, pues, a la sacristía. Pero faltaba todo.
Tuvo gran dificultad en encontrar el misal,
después no hallaba el cáliz, seguidamente tuvo que
buscar la patena; por último, no había ni hostias
ni vinajeras; registra aquí, busca allá, lo
encontró todo, se revistió y salió al altar. Al
llegar a la comunión, algunas personas se
acercaron a comulgar. Apartó el misal, pero no
estaba la llave del sagrario. Angustiado, la busca
por el ((**It17.38**)) altar
sin encontrarla. Nadie se movió para ir por ella.
Entonces baja él mismo del altar, se quita la
casulla y, revestido con el alba, comienza a
buscar a alguien que le ayudase a encontrar la
llave. De la iglesia pasa al edificio contiguo
donde entonces vivían las hermanas;
pero no encuentra alma viviente. Finalmente oye
reír. Era la voz de don Antonio Notario. Entra en
aquella habitación y se encuentra con el mismo
hablando y riendo con un jovencito.
-Sabe, se dice para sí don Bosco, que en la
iglesia lo necesitamos y que falta la llave del
sagrario y está aquí riendo.
Una vez que hubo entrado, pidió la llave del
tabernáculo y, obtenida, volvió al altar.
Don Bosco, al recorrer la Casa de las Hermanas,
no encontró ni a una sola. Cuando llegó de nuevo
al altar, prosiguió y terminó la misa. El sueño
duró toda la noche.
El día siguiente, que era domingo, celebró sin
dificultad; pero mas tarde, después de dar
audiencia a dos o tres personas, tuvo que
suspender toda actividad, porque se desvanecía.
Hubo que llevarlo a su habitación. Como se había
anunciado una conferencia para los Cooperadores en
la iglesia del colegio, se le aconsejó que no
tomase la(**Es17.42**))
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