((**Es17.412**)
mi escasa salud y mi poco talento, no puedo servir
para nada; pero no faltan en la Congregación
ocupaciones adaptadas a mi condición. Hago de buen
grado lo posible para cumplir bien mi cargo de
asistente general. No olvidaré sus saludables
consejos en los momentos en que la práctica de la
virtud requiera algún esfuerzo. Le aseguro, Padre,
que no me falta la buena voluntad con el auxilio
del Señor>>.
Milanese, entonces clérigo, más tarde coadjutor
y meteorólogo, escribía: <((**It17.479**))
permito hacerlo precisamente en un tiempo en el
que todos recuerdan sus beneficios y el amor que
demuestra a sus hijos. Si yo supiera, en este día,
que, entre todos sus hijos, hay alguno que le
quiere más que yo, sentiría un gran disgusto,
porque yo le amo a más no poder, pues tengo ante
Dios una deuda sagrada de amarle y serle
agradecido>>.
El irlandés O'Grady decía en su carta: <>.
Soldano se manifiesta así: <<íFelices días los
que pasé en el Oratorio! Han quedado tan
profundamente grabados en mi alma que no puedo
olvidarlos; es tan grande el bien que en ellos se
me hizo que jamás lo olvidaré; más aún, al
conocerlo cada vez mejor, cada día crecerá mi
afecto, mi gratitud hacia usted, querido Padre,
que tanto se preocupó por mi felicidad! (...).
Queridísimo Padre, no puedo manifestarle
(**Es17.412**))
<Anterior: 17. 411><Siguiente: 17. 413>