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Dos alumnos del quinto curso, Maffei y Manelli,
ambos lombardos ((**It17.469**)) e
íntimos amigos, se presentaron juntos a don Bosco
para pedirle consejo sobre su vocación. Maffei
habría querido hacer los tres cursos de Liceo y
los de Universidad para encaminarse a una
profesión civil; Manelli, en cambio, deseaba
hacerse salesiano o, por lo menos, sacerdote
secular. Don Bosco, después de pensarlo un rato,
contestó al primero:
-Tú, Maffei, llegarás a ser un buen párroco.
Y dijo al otro:
-Tú, Manelli, no serás salesiano ni sacerdote;
sino que irás a las escuelas del Estado y
esperamos que sigas siendo bueno y te distingas.
Los dos salieron descontentos y resueltos a
seguir su inclinación.
Maffei fue admitido en el liceo de Alassio; pero,
a fines del curso, fue enviado a su casa, tal vez
por motivos de salud e ingresó después en el
seminario donde llegó a ser sacerdote. A Manelli
le sucedió al revés:
ingresó en el Seminario, se cansó pronto y pasó al
liceo de su ciudad natal, donde murió siendo
estudiante universitario después de una vida algo
borrascosa.
He aquí otro caso parecido, que despertó gran
sorpresa. El joven Esteban Ghigliotto, de Varazze,
primo del salesiano don Francisco y alumno externo
de aquel colegio, había decidido hacerse
salesiano.
Guiábale cuidadosamente en su vocación el
catequista de la casa don José Descalzi. Una vez
obtenido el consentimiento de los padres y
preparado el equipo, su primo le presentó en el
colegio al Santo, con estas palabras:
-Aquí tiene, don Bosco, a este primo mío, que
quiere hacerse salesiano.
Don Bosco, sin hacer al joven ninguna de las
consabidas preguntas, respondió a don Francisco:
-Bien, dale un Giovane provveduto 1. No añadió
más y se despidió de él. Aquella respuesta, tan
seca, dejó pasmado al presentador, que, para sus
adentros, sacó en seguida esta consecuencia:
-Mi primo no llegará a ser salesiano, sino que
se quedará seglar. Ese deber ser el significado
del ofrecimiento de aquel libro.
En efecto, Esteban, firme en su propósito hasta
casi la víspera de la salida para Turín, de
improviso dio marcha atrás y no quiso ir, por
Bosco cortó bruscamente la conversación y, en tono
severo y mirándolo fijamente a la cara, profirió
una expresión, que lo dejó desconcertado. ->>Quién
te crees ser, por quién te tienes? le preguntó
seriamente. Tal vez quiso ahogar en él cualquier
posible principio de vanidad.
1 Título del libro de oraciones, compuesto por
don Bosco y usado en todas las casas salesianas,
titulado más tarde en la traducción española El
joven cristiano (N. del T.).
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