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Volvieron a casa, y aquella misma tarde comenzó
el hijo a sentirse mejor. A la mañana siguiente
abrió los ojos y, al ver la luz del sol, llamó,
embargado de júbilo, a la madre, gritando que
estaba totalmente curado. Acudieron los parientes,
corrieron los vecinos y todos comprobaron la
curación realizada. Inmediatamente todo el pueblo,
donde se conocía perfectamente el estado del
muchacho, pudo confirmar, con general admiración,
la realidad del prodigio. Desde entonces, el
muchacho gozó siempre de óptima vista, tanto que
fue admitido como empleado en la tipografía de los
hermanos Canónico en Turín.
La alegre solemnidad, aunque trasladada y
celebrada en un día laborable, superó a los años
anteriores por afluencia de fieles. Don Bosco
había recomendado que se hiciera todo lo posible
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que la fiesta resultase espléndida 1. La Unit…
Cattolica del día cuatro de junio decía, entre
otras cosas, en un largo artículo: <>.
Acompañaron a don Bosco en la comida, preparada
en la sala magna de la biblioteca, el cardenal
Alimonda, los obispos Pampirio de Alba y Valfré de
Cúneo, algunos nobles señores y señoras de Francia
y numerosos sacerdotes del clero turinés. Su
Eminencia dirigió al fin del banquete unas breves
y preciosas palabras al Siervo de Dios. Escribía
el citado periódico: <>.
No era una ligera ocupación presidir las
reuniones capitulares, en las que tomaba parte
activa, como ya hemos visto y veremos más todavía.
En la sesión del día cinco de junio, con sorpresa
de todos, presentó una memoria escrita por él, con
seis normas a seguir en adelante para la fiesta de
María Auxiliadora y mandó leerla. Su contenido era
el siguiente: << 1.° No más alfombras y tapices
que los pertenecientes a la misma iglesia. -2.°
Ver la manera de que el número de músicos externos
se reduzca a los estrictamente necesarios; por
consiguiente,
1 Carta de don José Lazzero a monseñor
Cagliero, Turín, 26 de mayo de 1885.
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