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que, a cada momento del día, me veía obligado a
reponer sobre el escritorio de don Bosco; se me
fueron siete docenas por lo menos. El bonete se lo
han quitado tres o cuatro veces de la cabeza. Las
sábanas, las mantas, las almohadas de la cama han
sido cortadas a pedazos de mil maneras>>.
Y, aquel mismo día, escribía el buen secretario
a don Juan Bautista Lemoyne: <>Y cómo arreglármelas para escribir al
querido don Juan Bautista Lemoyne? Me es imposible
registrar todas las gracias obtenidas por
mediación de don Bosco y de María Auxiliadora.
Todos los que vienen al oratorio no hacen más que
contar a don Bosco los saludables efectos de sus
bendiciones, recibidas durante los días pasados>>
1.
((**It17.448**)) No hay
colegio cristiano, por disciplinado que sea, donde
el inimicus homo no intente arrojar su cizaña.
En Marsella un sueño revelador puso a don Bosco
sobre aviso. No encontramos registrada la fecha en
que tuvo lugar, mas no por ello podemos dudar de
su certeza, pues en los procesos existen
declaraciones juradas de quien tuvo noticia
directa y segura del mismo.
Era cerca de la medianoche. Don Francisco
Cerruti estaba para irse a acostar, cuando oyó un
grito. Al principio creyó que se trataba de un
sacerdote forastero que estaba algo enfermo y
hospedado en la casa. Lo volvió a oír aún más
fuerte a modo de alarido; poco después, todavía
más fuerte. Indudablemente partía de la habitación
de don Bosco separada de la de don Francisco
Cerruti por un débil tabique y una puerta de
comunicación. Se puso éste la sotana, fue a la
puerta y,
1 Entre los papeles de don Bosco relacionados
con sus viajes a Francia, se encuentra esta
memoria que parece del año 1885 y que había sido
enviada del Oratorio de Turín: <>La señora condesa de Cessac-Montesquieu, de
París, pide oraciones urgentes por su marido
enfermo.
>>La señorita Emilia Isnard pregunta si don
Bosco pasará por Lyon. Ella vive a seis leguas de
Lyon e iría a verle en esta ciudad para entregarle
su limosna de dos mil francos. Por tanto, si don
Bosco va a Lyon, haga Viglietti el favor de
comunicárselo a la señorita Isnard, en
Saint-Julien, por Brace (Rh“ne), diciéndole dónde
podrá encontrarse con don Bosco.
>>De repente nos encontramos preocupados por
falta de dinero, cuando el señor Lorenzo Busca, de
Alba, por medio del exprior, caballero Rocca,
envió la limosna de seis mil liras, encomendándose
a las oraciones de don Bosco. Deo gratias et
Mariae>>.
(**Es17.386**))
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