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horas y jornadas enteras, para poder hablarle.
Vióse entre otros a la Duquesa de Parma y al
Príncipe Czartoryski que acudía diariamente. Este
hubiera querido oírle decir en términos explícitos
que se hiciese Salesiano y, al punto, hubiera
volado al Oratorio; pero don Bosco evitaba de
intento pronunciarse.
Nada digamos de las cartas, que le seguían por
doquiera y que, las más de las veces, contenían
petición de oraciones. Hasta de Rusia le enviaba
una mahometana una carta, escrita en buen francés,
suplicando le impetrara la curación a un
mahometano 1; él mandó que le contestaran en la
misma lengua, ((**It17.427**)) el día
veintiocho de marzo, agradeciendo su modesta
ofrenda de tres rublos y prometiendo oraciones.
Se acercaban las fiestas de Pascua y el buen
Padre, que no sabía apartar el pensamiento de
Valdocco, quiso recibir de allí para el gran día
un presente, que representase de manera sensible
la comunión espiritual con la familia lejana.
Escribía Viglietti a don Juan Bautista Lemoyne 2:
<>.
Antes de trasladarse a Marsella, fue a Tolón,
donde le esperaba con los brazos abiertos el conde
Colle. Salió de Niza el día primero de abril.
Faltaba poco para la partida, cuando se le
presentaron tres señoras, una de las cuales
padecía de vértigos, de suerte que no salía de
casa hacía tiempo; estaba, además, baldada en todo
su cuerpo, y tenía los brazos y las manos doblados
y retorcidos como un ovillo. Sólo tenía libres las
piernas. Quisieron la bendición de don Bosco, el
cual, cediendo a sus ruegos, volvióse a la enferma
y le dijo:
-Haga lo mismo que yo. Extienda los brazos
hacia adelante, abra las manos y golpee una con
otra, gritando: íViva María!
-Pero, ...yo estoy enferma, contestó la mujer,
y no puedo hacerlo.
-Ea, ea, obedezca, replicó don Bosco.
-No puedo, me duelen todos los miembros.
-Usted no tiene fe. Haga lo que le digo.
Entonces alargó ella los brazos, abrió los
dedos y palmoteaba libremente gritando: íViva
María! Sus dos compañeras, fuera de, sí por el
estupor, no paraban de llorar.
Para animar a don Bosco a emprender el viaje a
Tolón, el Conde
1 Ap. Doc. núm. 64.
2 Niza, 31 de marzo de 1885.
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