((**Es17.36**)
están la iglesia y el Oratorio. Exactamente aquí
donde está el santuario, vi aparecer en sueños a
la Virgen que, parándose y volviendo la mirada
alrededor, dijo: Hic domus mea; hinc gloria mea.
El día quince, tuvo un fuerte ataque de fiebre,
que le duró desde las once de la mañana hasta las
siete de la tarde; pero no se acostó.
Pasaba sin dormir noches enteras. Desde 1872
los abundantes sudores nocturnos le obligaban cada
mañana, después de levantarse, a permanecer casi
una hora en la habitación para no detener
bruscamente la transpiración y cambiarse de
camiseta y de camisa. Estaba entonces peor que
nunca.
El día diecisiete, confió a don Juan Bautista
Lemoyne que la hinchazón de las piernas le había
subido hasta la boca del estómago y que en lugar
de esta cavidad tenía una hinchazón globular tan
gruesa como un huevo. El doctor Albertotti avisó
que se le vigilara, pues don Bosco podría fallecer
de improviso; que se le velase también de noche,
porque podía suceder fácilmente que, una mala
mañana, se le encontrase muerto.
El pensamiento de su próximo fin se apoderó de
su mente, tanto que, el día dieciocho, preparó una
circular para que su sucesor la enviara a los
Cooperadores Salesianos, cuando dejase de vivir.
Después dijo a Lemoyne:
-Veo ante mí el progreso que hará nuestra
Congregación. ((**It17.31**)) De
América del Sur pasará a la del Norte, después a
Austria, a Hungría, a Rusia... 1. Después a la
India, a Ceylán, a China... Dentro de cien años
íqué maravilloso desarrollo de los Salesianos
veríamos, si estuviésemos todavía en este mundo!
Las Ordenes antiguas, los Dominicos, los
Franciscanos y otros fueron destinados por la
Providencia para ser columnas de la Iglesia;
nuestra Congregación, en cambio, está instituida
para atender las necesidades actuales y se
propagará con una rapidez increíble por todo el
mundo. Sin embargo, bastarían dos o tres
Salesianos degenerados para arrastrar a todos los
demás fuera del camino. íEn cambio, solamente con
ser fieles a las virtudes comunes del cristiano,
qué esplendido porvenir nos prepara el Señor!
En la segunda mitad de febrero, hubo en la Roma
eclesiástica un cambio, que no podía dejar de
interesar a don Bosco. El cardenal Mónaco La
Valletta había sido nombrado Penitenciario Mayor
de la Santa Iglesia y en su lugar, al frente del
Vicariato, eligió León XIII al
1 Tocante a Rusia, en las actas de una sesión
del Capítulo superior (28 de febrero) se lee:
<>.(**Es17.36**))
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