((**Es17.35**)
íOh Dios uno y trino! A ti el honor, la salud, la
acción de gracias desde todos los puntos del
universo. Que tu nombre, oh María, sea de todos
alabado y bendecido. Los cielos canten tu gloria,
y que sobre la tierra seas Tú siempre el auxilio,
la salvación. Regina Sanctorum omnium, alleluia,
alleluia.
Don Bosco al contar el sueño concluyó:
-Esta oración, por la manera de proferir las
palabras, produjo en mí tal emoción, que comencé a
llorar y me desperté. Después sentí en mi alma un
consuelo indecible.
>>Fue efecto de la fiebre? La costumbre de
celebrar en el altar de San Pedro contribuyó
también acaso al desarrollo de esta representación
de la fantasía. Por lo demás, se trata de un sueño
que revela cuáles eran habitualmente los
pensamientos y los sentimientos que le llenaban el
alma.
Acostumbrado a una vida de incesante actividad,
le pesaban las mantas de manera insoportable; pero
no estaba su cabeza para serias reflexiones, ni
para lecturas de ninguna clase. Se apreciaban en
su hablar ideas inconexas y las cartas, que
escribía durante algunas horas que se levantaba
cada día, tenían frecuentes omisiones de vocablos.
Al recibir la noticia, la tarde del día trece, con
la muerte de Gamerro y de las circunstancias que
la habían precedido, se conmovió, estuvo un rato
silencioso y, después, dijo sonriendo:
-íAhí lo tenéis! íEsto es una injusticia!
Después de tantos años de trabajos y penas, me
tocaría a mí ir a descansar; en cambio, van los
que no han comenzado todavía. íMe tocaba a mí y no
a él!
De su correspondencia se trasluce cuánta era su
tranquilidad de espíritu. Escribió el día catorce
a la señorita Louvet: <>. Había escrito al conde Colle: <((**It17.30**)) mi
salud no va muy bien>>. Volvió a escribir el
veinte al mismo:
<>. Sin embargo, el deseo de
descansar en el Señor volvía de vez en cuando a
sus labios. A veces, cuando se le daban informes
sobre ciertos asuntos, exclamaba:
-A este paso no llegaré seguramente a la fiesta
de mis bodas de oro sacerdotales... Estos asuntos
los despachará el que me suceda.
Sin embargo, parecía superada la crisis.
Después del mediodía del día catorce, salió a dar
un paseo con don Juan Bautista Lemoyne. Fueron
hacia el ferrocarril de Milán. Al pasar ante la
iglesia de María Auxiliadora, don Bosco se detuvo,
levantó los ojos y, mirándola un instante, dijo:
-En otro tiempo había aquí un campo de alubias
y patatas; ahora(**Es17.35**))
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