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En aquel momento, Su Santidad hizo llamar a
monseñor Macchi para que le fueran remitidas las
distintas memorias ya preparadas. Pero,
desgraciadamente, la enfermedad y la ausencia de
V. E. paralizaron estas negociaciones, y hace sólo
unas semanas llegué a saber que los expedientes
habían sido depositados en la oficina de V. E. a
la espera de su regreso 1.
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Durante este tiempo, don Francisco Dalmazzo se
encomendó a monseñor Mocenni, quien, con gran
bondad, quiso hablar del asunto a Su Santidad aun
sin cartas comendaticias. Se concedió la
Encomienda de San Gregorio Magno al conde Colle de
Tolón. Para las demás, fue el mismo Padre Santo
quien contestó que se acudiera a la Congregación.
Ahora me encomiendo a la eficaz protección de
V. E. para que me ayude en estas diligencias. En
general, estos bienhechores han hecho y están
dispuestos a hacer considerables donativos y yo
había asegurado a Su Santidad que estas
beneficencias las dedicaría al Obolo de San Pedro,
pero a cuenta de la construcción de la fachada de
la iglesia del Sagrado Corazón, que Su Santidad se
comprometió a levantar a sus expensas.
El Padre Santo, que no tenía a su alcance los
documentos necesarios, notó al aludido monseñor
Mocenni que el señor de Montigny no parecia
pertenecer a familia noble, mas consta por
memorias exactas que las grandes obras de caridad
de este generoso señor son verdaderamente dignas
de un noble. En Francia se ensalza su celo por las
obras públicas de caridad y de religión y,
particularmente, por el Hospicio de San Gabriel en
la ciudad de Lille, administrado por él como
director y presidente hasta el día en que la obra
fue confiada a los Salesianos. Tiene ahora
preparada la cantidad de doce mil francos para
entregarlos a favor de la iglesia del Sagrado
Corazón.
Adjunto copia de su genealogía que, partiendo
de él, se enlaza con los antiguos Reyes de
Francia.
Expuesto esto, suplico a V. E. se digne
aconsejarme, si le parece del caso seguir la
negociación con el Padre Santo o acudir
directamente a la Secretaría de los Breves, como
lo sugirió el mismo Padre Santo. De todos modos,
yo me atendré puntualmente a los consejos que V.
E. se digne sugerir a don Francisco Dalmazzo.
Tenga a bien, por fin, perdonar la gran
molestia que le causo; le aseguro, para
recompensar de algún modo su gran bondad, que
haremos cada día especiales oraciones a Dios por
su preciosa salud, al tiempo que, con la más
profunda gratitud, tengo el alto honor de poderme
profesar,
De V. E. Rvma.,
Turín, 28 de agosto de 1884
Muy
humilde y seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
1 Monseñor había contestado en estos términos a
don Bosco, que le había escrito durante su
enfermedad:
Rvmo. don Bosco:
Estoy agradecidísimo al interés que tiene por
mi persona y agradezco sus oraciones y las que
mandó hacer también a otros al Señor por mí.
Gracias a usted, las condiciones de mi salud han
ido mejorando poco a poco. Me hará algo muy grato,
si tiene a bien seguir dispensándome el favor de
sus santas oraciones y, en compensación, yo no
dejaré de implorar del cielo para usted
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