((**Es17.345**)
Eminencia Reverendísima:
Mientras estoy esperando que se otorguen las
condecoraciones, que el Padre Santo se dignó
conceder a algunos beneméritos católicos, con
fecha del nueve de mayo pasado, me encomiendo
encarecidamente a su benévola mediación, para que
sea pronto una realidad. Ya sabe V. E. que
carecemos de medios para continuar las obras de la
iglesia y hospicio del Sagrado Corazón en Roma y
que las personas presentadas a la clemencia del
Padre Santo son precisamente las que nos han
ayudado en el pasado y están dispuestas a
ayudarnos al presente; además, estos caballeros
han trabajado y siguen trabajando mucho todavía
para el óbolo de San Pedro; por consiguiente, me
interesa mucho que puedan tener esta señal de alta
benevolencia por parte del Jefe supremo de todos
los fieles.
Ruego, por tanto, a V. E. que me ayude ante el
Eminentísimo Cardenal Secretario de Estado o ante
el Jefe de Congregación a quien corresponda
nuestra petición.
Me encomiendo a V. E. como a nuestro benévolo y
benemérito Protector y no dejaremos de rezar por
la conservación de su preciosa salud y la
prosperidad de los grandes y complicados asuntos
que la divina Providencia confía al Supremo
Jerarca de la Iglesia.
Con esta misma fecha, he escrito a monseñor
Masotti para que se acabe con la cuestión de
nuestros Privilegios, que necesitamos
absolutamente para preparar la próxima expedición
a Patagonia, sin los cuales no se podría llevar a
efecto.
Tengo sumo gusto en poder participar a V. E.
que mi salud ha mejorado mucho, desde hace unos
veinte días, gracias a la eficaz bendición que el
Padre Santo se dignó impartirme.
Permita que con la más profunda gratitud pueda
profesarme,
De V. E. Rvma.
Turín, 8 de junio de 1884
Su seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
((**It17.399**))
Mientras tanto recibió noticias poco
satisfactorias del Procurador, que escribía desde
Roma el día 13 de junio: <>.
Uno de los que debían ser condecorados, el
conde Colle, iría próximamente a Turín para la
fiesta onomástica de don Bosco; y también era
esperado don Francisco Dalmazzo para la misma
ocasión. Si éste se hubiese presentado con las
manos vacías, habría sido un verdadero
(**Es17.345**))
<Anterior: 17. 344><Siguiente: 17. 346>