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((**Es17.341**) animaba y aconsejaba en vísperas de ciertos exámenes. Enviaba a la madre, entre otras cosas, el <> y le prometía oraciones especiales para el casamiento de la hija 1. Otras cinco cartas, escritas en la misma lengua, eran para las señoras Lallemand, madre e hija, de Montauban. El año 1891, al morir la madre, escribió su hija a don Miguel Rúa, enviándole copia de las mismas y diciéndole que, de no haberle sido rebelde la mano, hubiera querido transcribirlas con mejor caligrafía, es decir, de una manera más adecuada para expresar todo su respeto por une si sainte mémoire (por un recuerdo tan santo). Alguna laguna, señalada con puntitos, es de la misma copista, que dejó en blanco el importe de las limosnas enviadas al Oratorio y noticias de asuntos muy conocidos por don Miguel Rúa. Ya avanzada en años también ella y delicada de salud, prorrumpía en este apóstrofe: <>. ((**It17.394**)) Son dignos de mención los consejos que daba don Bosco a las dos en la primera carta: <>. Y decía en particular a la madre: <>. En la segunda carta, las animaba a esperar, contra toda otra idea, el descanso eterno de una alma muy querida por ellas, de la que hablaremos más adelante, y les hacía este razonamiento: <(**Es17.341**))
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