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((**Es17.329**) mucha oportunidad para hablar. Obsérvese si hay aprendices, que van a confesarse rarísimas veces. De la misma fuente, de la que hemos sacado hasta ahora abundantes noticias, tomaremos también esta última. El día dos de octubre, estando reunido el Capítulo en San Benigno bajo la presidencia de don Miguel Rúa, se discutió sobre la eventualidad de preparar en el Oratorio un refectorio para don Bosco y los Capitulares. La discusión tendría escasa importancia para nosotros, si no fuera por algunos detalles que salieron en el curso de la misma. Copiamos textualmente de las actas. DON JUAN BONETTI propone que se destine una sala aparte para comedor de don Bosco y del Capítulo, separándolo así del de la comunidad. De este modo, el Capítulo podría tener libertad para hablar con don Bosco sobre los asuntos de la Congregación. DON MIGUEL RUA advierte que, para tener esta utilidad del refectorio proyectado, haría falta que don Bosco siguiese el horario de la comida, pues los asuntos le obligan a retrasar siempre su llegada diez o veinte minutos. Este retraso comportaría: 1.° Mucha molestia ((**It17.381**)) a quien siempre tiene cosas urgentes que despachar, porque se perdería mucho tiempo. 2.° No se podría hacer recreo con perjuicio para la digestión. 3.° Quedarían pocos para entretener a don Bosco después de la comida, ya que frecuentemente algunos miembros del Capítulo han de acudir a otra parte inmediatamente después de comer. 4.° A veces, podría ocurrir que don Bosco se quedase solo para comer, dado que los miembros del Capítulo se ven obligados, a menudo, a ausentarse de casa. 5.° No se lograría la finalidad, pues habrá a menudo sacerdotes, párrocos o amigos seglares, que será conveniente invitarlos a comer y no podremos librarnos de llevarlos a la mesa con don Bosco y, por consiguiente, no se podrá en estos muy frecuentes casos hablar de nuestras cosas. 6.° Podría suceder, como es muy natural y hasta inevitable, que el menú del Capítulo fuese más delicado, y esto influiría en los otros comedores, en los que, a imitación del Capítulo, llegaría a ser más espléndido o daría ocasión a murmuraciones. 7.° Don Bosco acabaría por estar como secuestrado para sus hijos, los cuales, en fin de cuentas, lo ven pocas veces al año, con sus viajes a Roma, a Francia, a las casas, a los ejercicios; y sólo lo ven en el refectorio y, por añadidura, sin poderle hablar. Sin embargo, dada la maltrecha salud de don Bosco, parece que nos veremos obligados a llegar a la necesaria, aunque dolorosa, propuesta de don Juan Bonetti. DON CELESTINO DURANDO, propone que, si se divide el actual refectorio, se haga con un tabique de madera movible, que podría quitarse en los días de gran solemnidad y, así, se destinaría una parte del mismo sólo para el Capítulo. Establézcase empero el principio de que al mediodía en punto, esté o no esté don Bosco, el Capítulo se siente a la mesa. El tiempo es precioso para quien está agobiado por el mucho trabajo. DON MIGUEL RUA advierte que hace veinticinco años, un día se disgustó don Bosco porque, habiendo tardado, como de costumbre, en bajar a comer, se rezaron las oraciones y se empezó a comer sin él. Y, sin embargo, lo estaba aguardando toda la comunidad. DON JUAN BAUTISTA LEMOYNE propone y don Miguel Rúa presenta el (**Es17.329**))
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