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de la votación, cuando los veía a todos contrarios
a su protegido, para que no le dieran voto
desfavorable>>.
Otra vez 1 se trató de la petición para la
profesión, presentada por un coadjutor de
veintinueve años, que anteriormente había
contraído deudas y todavía no las había pagado.
Don Miguel Rúa lo calificaba de bonísimo; don Juan
Cagliero apelaba al Derecho Canónico, el cual
prohíbe el ingreso en las congregaciones
religiosas a los responsables de alguna deuda. Don
Bosco se expresó de esta forma:
-Este podría ser admitido a los votos en tres
casos: 1.° Si los acreedores perdonaran su deuda.
2.° Si él pagase la deuda. 3.° Si la Congregación
misma la liquidara, mas él no puede, los
acreedores no quieren y la casa no está obligada.
Ahora bien, considerando que él es bueno y no
puede pagar, podría el joven pedir a los
acreedores la remisión de una parte, la casa
pagaría la otra y los acreedores harían el recibo
del total. Hecho esto, podría ser admitido a los
votos.
El Capítulo deliberó en este sentido.
Entonces don Bosco hizo la siguiente
declaración:
-Esta es la última admisión hecha
bondadosamente, de acuerdo con la licencia
temporal concedida por Pío IX. A partir del
próximo enero, se procederá a las admisiones de
acuerdo con las normas santísimas dadas por Pío IX
en sus decretos de 1848, formando las comisiones
indicadas en el mismo decreto. El secretario don
Juan Bautista Lemoyne ((**It17.373**)) queda
encargado de recordar al Capítulo la voluntad de
don Bosco.
Otro coadjutor 2, de setenta y dos años, había
hecho la misma petición, aprobada ya por el
Capítulo local de San Benigno. Don Juan Cagliero
preguntó rápidamente:
->>Bajo qué título pueden aceptarse viejos de
setenta y dos años?
-Es una excepción, respondió don Bosco.
-Se hacen excepciones de éstas todos los días,
replicó don Juan Cagliero, y esto es sentar el
principio de que los jóvenes mantengan a los
viejos. En estas cosas, hace falta algo más de
ponderación.
-Por lo menos, si fueran sacerdotes, contestó
don Bosco, me parece que la edad no debiera ser
obstáculo para la aceptación.
-Aunque sean sacerdotes, exclamó don Juan
Cagliero, no nos convienen estos viejos.
Don Miguel Rúa ayudó a deshacer el nudo,
examinando el catálogo,
1 Actas del Cap. Sup. 3 de octubre de 1884.
2 Actas del Cap. Sup. 12 de septiembre de 1884.
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