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esperaba a la Congregación e hizo una observación
importante sobre los oratorios festivos. Sus
palabras vienen aquí como anillo al dedo para
cerrar estos dos últimos capítulos.
-Veo cada vez más claramente, dijo, el glorioso
porvenir que espera a nuestra Congregación,
destinada a propagarse y hacer mucho bien. A pesar
de los actuales disgustos, infidelidades y
deserciones, está destinada a grandes cosas.
Cuando la actual situación entre en un período de
calma, entonces Uruguay, Argentina, Patagonia
serán para nosotros un campo magnífico. Pero
téngase por base que nuestro fin principal son los
oratorios festivos. Mientras nos dediquemos a la
juventud pobre y abandonada, nadie nos envidiará.
De estos oratorios saldrán sacerdotes, que serán
modelo de los demás y serán bien vistos hasta por
los enemigos del clero y serán bien recibidos en
todas partes. Serán expeditivos y conocedores del
mundo. Quiero que se procure poner en los
oratorios festivos Directores, que no tengan
injerencias en los colegios. íQué gran cosecha de
almas se hará! 1.
1 El padre Semería, que había ido al oratorio
festivo de San Luis en Turín desde 1875, escribió:
<>. P. Juan Semería, Mis recuerdos del
oratorio. Casa Edit. Amatrix, Milán-Roma, págs.
17-18.
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