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Don Bosco no acudió por su mal estado de salud.
Presidió el Cardenal, que iso, además, hablar y
pronunció un discurso muy importante, en el que
justificó públicamente su afecto a la obra
salesiana, demostrando que ella poseía el espíritu
del Evangelio, es decir, el espíritu de Jesucristo
1.
Estas reuníones de Cooperadores se celebraron
en diversos lugares de Italia; pero nos
limitaremos a mencionar solamente la de Padua, que
se debió en gran parte a las diligencias de la
condesa Bonmartini 2. Se celebró el día veinte de
enero en la iglesia de San Francisco; los alumnos
cantores del colegio de Este interpretaron bonitos
números musicales. Habló don Pedro Pozzan, enviado
por el mismo don Bosco. El Obispo, monseñor
Callegari, que honró con su presencia la piadosa
reunión, quiso decir algo muy justo ((**It17.25**)) y
oportuno, calificando a don Bosco de hombre de
Dios, hombre de la Providencia. Se detuvo sobre
todo para hablar de los Cooperadores.
-No están solamente, dijo, para ayudar a las
obras de don Bosco, sino para bien de la Iglesia
universal y, especialmente, de las respectivas
diócesis, y son ellos otros tantos brazos que
quieren ayudar a los obispos y párrocos.
Después respondió a una objeción, que se iba
haciendo acá y allá:
-Se nos recomiendan mucho las obras de don
Bosco, decían algunos, pero, >>es que nosotros no
tenemos también obras que fundar y sostener? >>No
hemos de atender primero a las nuestras?
El Obispo contestó que ayudar a las obras de
don Bosco era favorecer a toda la Iglesia; porque
don Bosco no limitaba su acción únicamente a la
ciudad de Turín, sino que la extendía a toda la
juventud y a la restauración cristiana de la
sociedad. Por consiguiente, Monseñor invitaba al
clero y al pueblo a inscribirse entre los
Cooperadores Salesianos, cuya difusión en su
diócesis consideraba como una bendición del cielo.
Cuando don Bosco oyó la relación de este
discurso, quedó tan contento que, el dieciséis de
febrero, conversando acerca de los Cooperadores
con Lemoyne, le manifestó su satisfacción:
-He estudiado mucho la manera de fundar los
Cooperadores Salesianos. Su verdadera finalidad
inmediata no es la de ayudar a los Salesianos,
sino la de prestar socorro a la Iglesia, a los
obispos, a los párrocos, bajo la alta dirección de
los Salesianos, en obras de beneficencia, como la
catequesis, la educación de los niños pobres y
otras
1 Apéndice, Doc. núm. 4.
2 Véase Vol. XV, pág. 573.(**Es17.31**))
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